Ya hace muchos cursos que los números desaparecieron de las notas escolares, como también su traducción en suficiente, bien, notable o sobresaliente. Una escala que, según cada cual, variará y mucho a la hora de valorar el punto de ayer. Otra cosa son las notas de hoy en día, que situarían el resultado y el partido entre el necesita mejorar y el progresa adecuadamente. Es decir, un empate con muchas lecturas, más todavía si el objetivo es afianzar la cuarta plaza. Si se recurre al tópico, se hizo bueno aquello de no perder cuando no se puede ganar, cosa que adquiere más valor cuando se hace fuera de casa.

En línea de lo expuesto anteriormente, en el campo el debate quedó entre taparse la cabeza o los pies. Se mejoró en llegadas, cosa que le preocupaba a Marcelino. Por el contrario, se perdió en solidez defensiva, encajando dos goles (cosa que no sucedía en liga desde finales de noviembre contra el Getafe) con el agravante de los errores propios. Sea como sea, ni una cosa fue una exhibición ni la otra un desastre total, porque, por fin, se marcó un gol de córner en el último minuto.

Dicho todo esto, lo que sí que hay que valorar es el esfuerzo por intentarlo hasta el final y por no dar la imagen de un equipo indolente. El Villarreal sabe que aspira a mucho y que la batalla va a ser dura en la segunda vuelta. Así que no hay otra que aplicarse aquello del necesita mejorar si es que se quiere progresar. H