Todo igual. La penúltima jornada no resolvió nada, solo aplazó el desenlace final por la Europa League hasta el último partido. El Villarreal falló... sus rivales en la lucha --Athletic y Real Sociedad--, también. El punto de ventaja que atesora el Submarino con los dos conjuntos vascos solo le otorga el plus de depender de sí mismo, pero le obliga a ganar en Mestalla en la despedida del campeonato para asegurarse el pasaporte directo para Europa sin depender del ganador de la Copa. No lo tiene fácil el Villarreal, pero tampoco el Athletic, que juega en el Calderón en su último partido oficial, igual que la Real Sociedad, que se las verá contra el Celta en Balaídos.

La gran pena es que el Villarreal lo tenía todo a su alcance para haber asegurado su futuro y la quinta plaza con una victoria ante el Deportivo, que por segundo año consecutivo selló su permanencia en Vila-real. Y las paradojas del destino quisieron que el Sporting de Gijón descendiera precisamente por el empate de los amarillos, pese a su triunfo en Eibar. El fútbol fue limpio ayer. Sin trampa ni cartón.

El Villarreal, por su parte, volvió a fallar ante uno de los equipos de la parte baja de la tabla, contra los que se ha desangrado y ha perdido sus opciones para optar a objetivos mayores como la Champions. No fue un buen partido de los hombres de Escribá, que apenas tuvieron claras ocasiones de peligro, aunque sí las suficientes. Una vez más no se contó con el acierto necesario en el área rival. Al Villarreal se le volvió a atragantar el fútbol de ataque estático. En Mestalla se decidirá el futuro europeo de los amarillos. La Europa League más cara en puntos de las últimas temporadas estaba en juego para el Villarreal. Por contra, la permanencia más barata casi que de la historia de la Liga era el objetivo de un Deportivo que el año pasado logró la salvación en Vila-real. Sin duda el partido poseía ingredientes suficientes para ser atractivo y estar cargado de tensión.

TRES NOTABLES AUSENCIAS // Escribá no pudo contar a última hora, por unos u otros motivos de índole física, con tres jugadores muy importantes para él: Víctor Ruiz, Musacchio y Roberto Soriano.

El Villarreal tiró de posesión de balón y controló el juego, ante un Depor que defendió ordenadamente y apostó por la baza del contragolpe, pero aguantando un punto que le servía para conseguir su objetivo. Jaume Costa y Mario progresaron por sus respectivos carriles buscando ese centro al área, pero para el Submarino ese tipo de juego de ataque no acaba de serle fructífero. Los amarillos sacan mejor partido a los espacios libres, en los que Bakambu es un futbolista muy peligroso. Otra cuestión es el ataque estático. Y el Deportivo no dejó espacios, pegó las líneas defensivos con cola de alta fijación y con ello no pudo quitarse de encima el dominio del Villarreal, pero sí desactivarlo.

Las conducciones del balón de los amarillos eran largas, pero ineficaces. Mucho ruido, pero pocas nueces. El Deportivo renunció al ataque, pero pese a ello sí dispuso de una buena ocasión que Andrés Fernández evitó despejando fuera un tiro de Ola John ajustado a su poste derecho.

Escribá permutó las bandas con Jonathan a la izquierda y Samu a la derecha, buscando el efecto de la pierna cambiada. El mejor extremo amarillo estaba siendo Jaume Costa, con alguna aparición también de Mario.

El Villarreal se mostraba demasiado cómodo con su dominio, más virtual que real o efectivo. Y le faltaba ese plus de velocidad y también de intensidad. El Depor sufría menos de lo que se esperaba. Y el empate a cero a los de Escribá no les servía porque sus directos rivales ganaban sus respectivo compromisos en el primer tiempo. Y Trigueros no había conectado su GPS para encontrar el camino hacia el área gallega, con Soldado y Bakambu mostrando poca movilidad en estático.

LA JUGADA POLÉMICA // Y de esta manera se llegó al descanso con empate sin goles y con escasas ocasiones reseñables por ambos bandos y con poco fútbol. Antes de ir al vestuario, Gil Manzano se lució al perdonar la expulsión a Germán Lux, que agredió sin balón a Soldado, al que propinó un empujón. Antes, el propio Soldado reclamó un posible penalti del guardameta del Deportivo.

El Villarreal entró con más prisas al campo en la segunda parte, y el juego ganó en intensidad porque el Depor también empezó a sacar los dientes. Los resultados en San Mamés y Anoeta le eran favorables al Villarreal, pero la victoria era la única medicina para continuar sí o sí dependiendo de si mismo. Y Bruno dispuso de lo oportunidad más clara para los amarillos a los 54 minutos en un remate de cabeza a la salida de un córner que se le marchó fuera por muy poco.

A partir de entonces, repliegue intensivo de los hombres de Pepe Mel, atrincherados delante de su área, y grandes dificultades para el Villarreal para encontrar espacios. Una y otra vez el Submarino se estrellaba contra un muro.

Escribá buscó más profundidad y movilidad entre líneas con la entrada al campo de Sansone y Adrián. Las prisas y la aceleración no ayudaron al Submarino, que perdió en precisión. Los amarillos derrocharon corazón y pusieron todo de su parte, pero la luz se desconectaba cada vez que se alcanzaba el área de Lux.

Jaume Costa encontró el hueco con una cabalgada hasta la cocina del Deportivo, pero Bakambu falló en la misma boca de gol ante el desespero de la grada de la Cerámica. Y el Depor continuaba a lo suyo. Con el punto, a expensas de los demás resultados, se salvaba matemáticamente. Sin embargo el Villarreal alargaba su espera una semana. Con 64 puntos, los que ahora tiene, el año pasado concluyó cuarto. Esta temporada, de momento, solo con 67 se asegura ser quinto. En Mestalla se decide todo.