En otras circunstancias, ayer hubiera sido una tarde histórica, para tenerla grabada en el disco duro del cerebro. No todos los días se despiden a dos leyendas del Villarreal como Bruno Soriano y Santi Cazorla, ni tampoco se concluye en quinta posición, lo que para los amarillos es algo parecido a ser campeón de la otra Liga, cuanto menos subcampeón, si se incluye al Sevilla en ella. Todo formaba parte de una fecha inolvidable, pero en la fiesta faltaban los auténticos protagonistas: la gente que llena los estadios. Sin ellos, nada es igual y el fútbol se convierte en sucedáneo del espectáculo de masas que despierta pasiones y sentimientos.

Calleja decidió alinear de salida a Bruno Soriano, en la despedida del fútbol del de Artana. Era también una especie de homenaje del técnico, en lo que también podía ser su adiós al club, para un futbolista de leyenda. También era un día para pegar un último sorbo al fútbol de etiqueta de uno de los mejores jugadores que ha dado el fútbol español en la última década: Santi Cazorla. Prácticamente el once de gala, aunque las ausencias de Paco Alcácer y Bacca obligaron al técnico a reprogramar el once colocando a Iborra como falso delantero, por detrás de Gerard, dentro de un 4-2-3-1.

El Villarreal, sin presión alguna porque solo el empate ya le valía para concluir en quinta posición LaLiga, exprimió al máximo su ideario de salir con el balón programado desde atrás, en ocasiones con un riesgo un tanto excesivo, pero ni la presión alta que ejerció el Eibar pudo evitar que el Submarino amarillo jugara con fluidez y ofreciera ese fútbol fresco y alegre que cuando tiene el día es una verdadera delicia.

SOLTURA // El Submarino jugaba con soltura moviendo bien el balón, canalizando desde atrás y manteniendo la posesión. Solo un pero, le faltaba malicia en los metros finales. Gerard estaba demasiado solo. El Eibar, con los deberes cumplidos, se unía también al homenaje a las dos leyendas amarillas, intentando tratar bien el balón e imitar al Villarreal. Los eibarreses tuvieron mucho menos la pelota pero, sin embargo, dispusieron de dos buenas ocasiones de gol en las botas de Kike García. Andrés evitó una de ellas con una certera intervención y en la otra su remate se marchó alto.

No es habitual presenciar un partido con tan poco en disputa y con tanto ritmo. Parecía como si Villarreal y Eibar hubieran decidido homenajear con buen fútbol a Bruno y Cazorla. Incluso los dos protagonistas se sumaron a ese brindis al balón. Bruno fue creciendo a medida que pasaban los minutos. Era el mejor autohomenaje que podía ofrecerse a sí mismo: acaba su carrera sintiéndose futbolista y útil al equipo.

Lo de Cazorla es ya otra historia. LaLiga pierde a una de sus grandes estrellas. El Mago sigue estando para jugar al máximo nivel. Ahora le toca a los qatarís disfrutar de su arte inigualable. Hizo lo que quiso siempre. En corto, en largo, al hueco, en el regate, marcando los tiempos... ¡Cazorla!

El Villarreal estaba jugando muy bien. Se divertían y querían que la gente que los veía desde casa lo hiciera. Y entre tanto, Anguissa, pedazo de futbolista, se contagió de la magia del asturiano y se marcó un golazo precioso en la creación y en la ejecución. Pero quedaba el detalle de un caballero con su entrenador. El camerunés se fue como un poseso hacia el banquillo groguet . ¿Con quién lo quería celebrar? Abrazo que ponía los pelos de punta con su técnico. Una imagen expresaba más que mil palabras.

H