Javier Calleja ha puesto en escena en estos primeros compases de la Liga 2019/2020 a uno de los proyectos más camaleónicos del Villarreal sobre el terreno de juego. En tan solo cuatro jornadas, las que se llevan disputadas hasta la fecha, el técnico madrileño ha utilizado hasta tres sistemas diferentes para intentar dar con la versión que mejor se ajuste a los jugadores que tiene en su plantilla. Esta vez, descartado desde el inicio el rombo con el que irrumpió en la élite hace un par de años, Calleja ha mutado los dibujos de su libro de estilo hasta encontrar, el pasado sábado en Butarque, el que mejor rendimiento ha dado, el 4-1-4-1 con el que llegó no solo la primera victoria de la temporada, sino también (con cambio en la portería incluido, Sergio Asenjo por Andrés Fernández) el primer encuentro en el que los groguets han conseguido dejar su meta a cero. Un sistema tan eficaz atacando como conteniendo al rival.

Si ese 4-1-4-1 se consolida como el esquema de cabecera para la temporada en curso es algo que todavía está por ver. Calleja despejará las primeras incógnitas el sábado ante el Valladolid. Mantener el sistema con un solo pivote defensivo y un solo delantero en casa sería una prueba palpable de que las intenciones a medio plazo son las de conservar las señas del partido en Leganés.

ENSAYOS Y CAMBIOS / Lo que sí ha dejado claro Calleja en este arranque oficial es que este Submarino es capaz de ofrecer varios matices sobre el campo. El preparador amarillo inició la Liga con el 4-2-3-1 que ensayó con asiduidad —y con buenos resultados— en la pretemporada. El Granada examinó la eficacia del dibujo elegido para el estreno: buen funcionamiento ofensivo, pero lagunas defensivas cuando se acumulaban lo minutos en las piernas. El técnico rectificó una semana después en el Ciutat de València, donde escogió un clásico 4-4-2, con doble pivote, que arrancó como un tiro ante el Levante. Pese a la derrota (2-1), las sensaciones que dejó el sistema durante la primera hora de partido —antes de que el VAR se erigiera en protagonista— animaron a Calleja a repetir ante el Madrid.

Ante los de Zidane (2-2), el Villarreal generó menos y sufrió más, algo por otra parte lógico por la entidad del rival. Calleja decidió durante el parón de las fechas FIFA que había que dar otra vuelta de tuerca en la búsqueda de la mejor versión que puede dar un equipo empeñado en borrar la mala imagen de la pasada campaña y volver a erigirse como firme candidato a plazas europeas.

Y llegó el 4-1-4-1 en Leganés, con Iborra encargado de ser el primer muro de contención por delante de la defensa y Cazorla más liberado con la compañía de un Anguissa capaz de ofrecer tanto despliegue físico como talento en zonas más cercanas al área contraria. Y la variante de Gerard Moreno en banda, que no apagó la luz con la que brilla en este inicio de Liga el pichichi, ya con cinco goles. Con el último sistema puesto en escena por Calleja, el Submarino blindó por fin su portería —ocho goles encajados en las tres primeras jornadas— sin mermar su poder ofensivo (0-3). El Villarreal puede haber dado con el sistema perfecto para confirmar su resurrección.