El Villarreal sigue sumando victorias. No hay mejor manera de curar los males que con triunfos. El Zenit volvió a sufrir una nueva derrota (2-1) contra los amarillos, que obtuvieron la clasificación para cuartos de final de una competición europea, algo que ni es fácil ni se consiga todos los años. El Villarreal logra, por séptima vez en su historia, meterse entre los ocho mejores de un torneo continental. Con mucha más facilidad de la que se podía vaticinar cuando el bombo, nunca amable con el Submarino, señaló al Zenit como rival. Y lo han hecho tan sencillo los hombres de Calleja, que hasta parece que perdiera el real mérito que tiene, sobre todo cuando delante estaba el líder de la liga rusa y, posiblemente, el club más poderoso económicamente de su país.

La Europa League ha sido agua bendita para el Submarino. Lejos de molestarle, cuando estaba -y no hay que olvidar que todavía se halla inmerso en ella- en plena pelea por salir de la zona roja que conduce a Segunda A, la competición ha servido para ayudar a los amarillos en su recuperación en LaLiga. Cada victoria en Europa era una animosa palmada en la espalda y un sorbo de aliento positivo para cada futbolista del Villarreal. Calleja ha sabido administrar bien los tiempos, dosificar a sus jugadores con inteligencia y a la vez hacerles participes de que todos eran importantes en el proyecto, ayudando a hacer piña y a crecer como equipo.

Europa también ha logrado recuperar a futbolistas importantes. Gerard ha rescatado el olfato goleador: marcó en la ida y anoche regaló otra diana de bella ejecución tras una asistencia de Bacca, otro jugador renacido. Lo mismo con Fornals, más sereno y cerca de su mejor versión.

El Villarreal mantiene su condición de invicto en Europa, pero, lo más importante, las velas desplegadas para aprovechar la corriente a favor cara a otro partido con sello de final como es el próximo ante el Rayo.

DOBLE SUSTO // El 1-3 de San Petersburgo no era aval para la relajación. Calleja preparó el partido como si fuera uno de LaLiga. Cuatro cambios respecto al Ciutat de València, pero un once competitivo que bien podría ser titular en cualquier encuentro. Y eso que el partido comenzó con dos errores de bulto en acciones individuales. El primero de Funes Mori, que no atajó bien un balón que se llevó Azmoun, quien se adornó demasiado ante la salida de Andrés. Unos minutos después, clamoroso fallo de Cáseres en el pase, dejando nuevamente a Azmoun solo ante el portero, que mostró buenos reflejo. El Zenit pudo meterse en la eliminatoria, pero sus opciones de sorpasso concluyeron definitivamente.

El Villarreal empezó a jugar como sabe y asemejarse al equipo que es. Un buen funcionamiento colectivo que dibujó la superioridad aplastante. La situación en la clasificación de ambos parecía una fake news, de las que llenan las redes sociales. Hasta que Gerard descartó cualquier opción de sorpresa. La Cerámica volvía a ser lo que siempre ha sido: un estadio difícil para los rivales.

El Villarreal se encontraba consigo mismo y disfrutaba. El Submarino desarrollaba la idea que tanto gusta a Calleja, pero con unos cimientos más sólidos. El técnico ha encontrado su piedra filosofal en la defensa de tres centrales y dos carrileros. Con la portería bien cubierta, rescatado el gen competitivo, los jugadores creativos, que son muchos, se han sentido liberados de una presión que les atenazaba y les impedía ejecutar bien su talento.

Gerard, escorado a banda, le devolvió al colombiano un centro milimétrico y Bacca marcó. El 2-0 no era vital para el marcador pero sí para continuar creciendo. Calleja aprovechó la coyuntura como banco de pruebas y fueron entrando Morlanes, Cazorla y Miguelón, los tres presumiblemente titulares ante el Rayo. Y la orquesta, ahora dirigida por dos directores de esmóquin, continuó tocando su música armoniosa. Un fútbol de alta escuela, al que estaba acostumbrada la Europa League. El pase largo desde su propio campo de Cazorla era un regalo para el amante del fútbol, tanto como el desmarque de garra de Jaume Costa, que mereció el premio del gol, pero el larguero lo impidió.

Al final, el tanto del honor del Zenit, obra de Ivanovic. Un pequeño borrón para una bonita noche europea del Villarreal. Una pena que estos jugadores hayan despertado su talento tan tarde, porque, sin duda clase, atesoran mucha en sus botas. Endavant hacia los cuartos de final.

VIERNES

15 DE MARZO DEL 2019

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