Cuando cometes errores en las dos áreas, lo normal es terminar perdiendo. Y eso le pasó anoche al Villarreal CF. El conjunto amarillo sucumbió en su segundo partido de pretemporada (2-0) ante el Nàstic, víctima de sus propias imprudencias.

Tras una semana intensa de preparación en la concentración en El Saler, el equipo de Fran Escribá afrontaba la visita al Nou Estadi de Tarragona para medirse a un Gimnàstic, de Segunda División A, que cierto es que se llevó el triunfo por un resultado demasiado abultado, dado que los futbolistas del Submarino desperdiciaron numerosas ocasiones en el área rival.

Para dicho compromiso, Escribá planteó dos alineaciones. En la del primer acto, destacó la falta de coordinación por momentos de Pau y Bonera; mientras que Chuca y Rodrigo no terminaron de adueñarse de la medular. En ataque, a Leo Suárez le faltó chispa, y Soriano y Sansone lo intentaron: activos, pero sin gol.

El denominador común de los goles encajados fue la descoordinación de los centrales. En el 1-0, que llegó en el minuto 16 por mediación de Omar, un malentendido entre Bonera y Pau, con pérdida de balón de este último, supuso el tanto inicial (1-0).

Pese al mazazo del gol, los amarillos lo intentaron y pudieron marcar por medio de Sansone (balón a la cruceta), Mario Gaspar (falló desde el área pequeña y sin portero) y Mario González.

En la segunda, con un once totalmente nuevo, el equipo mejoró en presencia ofensiva, liderados por Samu Castillejo y por un Soldado que está en forma.

Pero, en el minuto 73, un error del debutante Semedo, que no se entendió con Víctor Ruiz, le brinda el esférico a Stephane Emaná, que desde la frontal del área batía al meta Barbosa (2-0).

El Villarreal pudo empatar con dos clarísimas ocasiones de Castillejo, pero no pudo ser. Por suerte, solo fue un amistoso y hay margen de mejora.