Escribá es la prudencia. Simeone, el miedo. Ambos salieron ayer a escena para calibrar las opciones de una cuarta plaza que se presenta como el objetivo máximo del Villarreal —cuatro puntos por debajo de la posibilidad de repetir presencia en la previa de la Champions— y mínimo del Atlético, que ya se despide de poder luchar con el Barça, Madrid y Sevilla por el título y se centra en mantener lo que tiene. Entre ellos, una Real que promete dar guerra. Las 12 finales que restan prometen emociones fuertes.

El entrenador del Submarino mantiene su discurso cauto, esperando que los amarillos continúen con la buena racha de juego y resultados de las dos últimas jornadas, imagen que ha acabado por meter el miedo en el cuerpo a un Simeone que ayer, en vísperas del duelo ante el Granada —hoy, a las 20.45, en Los Cármenes— mostró su cara menos ambiciosa. Los 11 puntos que le separan del Barça le hacen renunciar a pelear de tú a tú con los culés, el Madrid e, incluso, el Sevilla, a los que da por inalcanzables.

SIMEONE, CONSERVADOR / «Nos tenemos que aislar de los tres equipos que están luchando por el campeonato y mirar más de cerca a los que vienen por detrás. La Real está apretando bien y el Villareal está realizando un buen fútbol», comentaba el Cholo, que aún tiene que recibir en el Calderón a sus dos perseguidores; primer a la Real y después al Submarino, dos encuentros que pueden ser clave en la pelea por el último billete para la Champions.

«Hasta que no queden cinco jornadas no se definirá la situación, pero cada vez el margen de error es menor», recalca Simeone. Más o menos es lo que piensa Fran Escribá, al que molesta que sus jugadores se expresen abiertamente sobre las opciones de ser cuartos en la Liga, aunque considera que las opiniones de los Bakambu, Álvaro o Mario —los tres futbolistas que esta semana se han pronunciado sobre la ambición del grupo de alcanzar la plaza de Champions— son más de cara a la galería. «De puertas para adentro saben que en estos momentos no tiene sentido pensar en objetivos a medio o largo plazo», justificó ayer el preparador amarillo.

En su interín, Escribá también sabe que la reacción de su equipo tras el varapalo europeo ante la Roma da como para pensar en opciones reales. «Somos ambiciosos, pero sabemos que por detrás también vienen equipos —Athletic y Eibar, los más cercanos— que aspiran a alcanzarnos», dice el técnico, cuya idea es «llegar al próximo parón de la Liga con la sensación de no perder distancia con los de arriba», sin pensar en los puntos que harán falta para ilusionarse con la cuarta plaza: «Estará más cerca de los 70 que de los 64 del año pasado, pero prefiero no pensar en ello».

EFECTIVIDAD Y SEGURIDAD / Mantener la efectividad cara a puerta —ocho goles en los tres últimos partidos, la mitad a domicilio— es la clave a la que se agarra Escribá para, como mínimo, mantener el pulso. «Esa es la diferencia de los últimos partidos, que hemos encontrado portería, porque que el nivel de juego ha estado muy parejo durante toda la temporada», analiza el entrenador, que resalta «las recuperaciones de Bakambu y Soldado» y «la mejoría en los últimos partidos de Borré» como causas evidentes del crecimiento goleador.

Por supuesto, la reencontrada efectividad no debe estar reñida con la seguridad que ha sido la seña de identidad del Villarreal en los dos primeros tercios de Liga. «Espero seguir con esa imagen de equipo al que es difícil meterle mano. Queremos dar esa imagen de rocosos, sin por ello dejar de buscar la portería rival». Así afronta el Villarreal el partido de Balaídos para seguir metiendo presión a un Atlético al que hoy será inevitable mirar de reojo.