Y ya van 12! El Atlético también se quedó a cero y se dejó un alto porcentaje de sus opciones de aspirar a la Liga contra un inmenso Villarreal, que acumula una racha récord de partidos sin perder que agranda la leyenda del Submarino Invictus.

Los amarillos lograron un punto de oro en uno de los estadios más complicados de la Liga. Y lo hicieron sin sufrir apenas y teniendo incluso opciones de ganar al Atlético al contragolpe. El poderío defensivo del bloque está por encima de jugadores puntuales y se extiende a la fuerza de un grupo sólido que mantiene al pie de la letra una idea que desarrolla con solidaridad y compromiso. Otro grandísimo partido de sacrificio y esfuerzo del Villarreal. La Champions sigue siendo suya y mantiene opciones de pugnar por el tercer puesto.

El fuerte desgaste en la Europa League, disputado entre dos equipos con pedigrí de Liga de Campeones y a un alto ritmo de Champions, unido a un partido en Nápoles que se presenta tanto o más competido que el del Madrigal, motivó una dosificación de esfuerzos en el Submarino con hasta seis cambios respecto al choque de ida del jueves.

La lesión de Costa obligó a inventar y a improvisar a Eric Bailly como lateral y a pierna cambiada en la banda izquierda, con Bonera en el eje de la zaga junto a Víctor Ruiz. El centro del campo fue la línea con más variaciones con las entradas de Rukavina y Samu Castillejo en la periferia, junto a Tomás Pina formando tándem con Bruno por el centro. En ataque, Cédric Bakambu formó delantera con Roberto Soldado.

Simeone apostó por un equipo titular casi de gala. El Villarreal no notó los cambios y continuó fiel a su idea. El partido se disputó de tú a tú, con una primera parte tremendamente igualada hasta en la posesión de balón, con porcentajes del 53 y 47%, con ligera ventaja para los cochoneros.

El gran mérito de los amarillos fue secar al Atlético en un primer tiempo en el que solo dispusieron de una oportunidad con etiqueta de clara y eso sucedió a tres minutos del descanso. Un centro de Juanfran, con remate de cabeza de Griezmann, se convirtió en el único bagaje de un equipo que aspira a toserle un poco en la nuca al Barcelona en la Liga.

El Submarino ofreció un juego alegre, con un Castillejo más entonado, pero todo se quedó en más fuego de artificio que peligro real. La igualdad fue también máxima en ese apartado, puesto que Bonera gozó de la más clara opción de marcar en un balón que le cayó franco de remate al central, pero su tiro se fue arriba.

El Atlético tuvo que recurrir al fútbol al límite del reglamento que contó con el beneplácito del colegiado, demasiado permisivo con sendas entradas a Soldado y Mario por parte de Saúl y Koke.

MISMA SINTONÍA // El juego defensivo del Villarreal volvió a rozar la perfección. Distintas caras, hombres en posiciones no habituales, pero con la misma idea y la filosofía de equipo grabada a fuego en el ADN. El Atlético no pudo vulnerar el espacio aéreo de su rival en ninguna ocasión. Areola se convirtió en el mejor guardián del área, con un nuevo partidazo del portero francés.

La lucha titánica continuó en la segunda parte. El reparto de la posesión de balón se decantó para el equipo de Simeone. Sin embargo por ocasiones de gol el Villarreal cobró ligera ventaja. Los amarillos se replegaron con orden en su mediocampo, con un organizada presión sobre el poseedor del balón, que obtenía su objetivo sin problemas. Más ruido que nueces en el Calderón, con un Villarreal que cambió su rol para convertirse en un dominador dominado, es decir, se armó con un contragolpe que causó muchos problemas a un Atlético que no encontraba el agujero para sorprender a un Villarreal que no concedió nada y no cometió ni el más mínimo error. Bakambu dispuso de una oportunidad de esas que no se deben fallar, en una contra ejecutada por Pina y Rukavina, que el congoleño envió arriba.

El Villarreal desesperó a un Atlético que nunca encontró la forma de hacerle cosquillas a un rival que ya logró ganarle en la primera vuelta y contra quien no pudo crearle apenas peligro. Bonera se convirtió en esta ocasión en el líder de una zaga que ofreció unas prestaciones espectaculares, que dejaron totalmente desaparecido al Atlético. La gran pena fue que al Submarino le faltó un poco de precisión en su contragolpe, porque con algo más de acierto hubiera podido ganar por segundo año consecutivo en el Calderón, aunque el resultado justo fue el empate. La leyenda del Invictus se agranda con un récord de 12 partidos sin perder de forma consecutiva. Casi nada. El jueves, a seguir en San Paolo. H