En Villarreal se pegó un atracón de buen fútbol y goles en Pamplona. Incluso pudo lograr una goleada de escándalo ante Osasuna. Y eso que el González González volvió a equivocarse en contra de los amarillos en dos jugadas importantes como el penalti de Musacchio, que metió a los navarros en el partido, y el gol anulado a Bakambu. Pero ayer era imposible frenar a un equipo que le rindió el mejor homenaje que podría hacerle a Sergio Asenjo. Los amarillos enseñaron a su compañero, a través de la televisión, la camiseta que no podrá volver a lucir hasta septiembre por una grave lesión hasta en cuatro ocasiones... y pudieron ser más. Pero mejor que el 1-4 final fueron las buena vibraciones que vuelve a transmitir este equipo de Escribá. El Villarreal va como un tiro y puede todavía soñar no solo con Europa, sino también con la cuarta plaza de Champions. Así sí.

Los amarillos volvieron a ofrecer un fútbol alegre, combinativo y con la mirada puesta en la portería contraria. Las sensaciones volvieron a ser tan buenas como en Roma o el domingo ante el Madrid. Y lo mejor fue la demostración de fondo de armario. No se notaron las siete bajas. El buen rendimiento de algunas individualidades como Bakambu, Soldado, Soriano o Rukavina, junto a la seguridad que mostró en la portería Andrés se convirtieron en elementos claves para que el Villarreal superara el duro golpe anímico que supuso la derrota contra el Madrid, sobre todo por la forma. La mejor forma de callar las voces y la campaña mediática que sufrió el Villarreal desde la capital de España era con fútbol. La primera parte de los amarillos fue muy buena.

Rodrigo volvió a coger el cartabón y la escuadra para convertirse en el arquitecto del juego. El aplomo y la seguridad que transmite el canterano sigue sorprendiendo. Anoche tuvo la difícil papeleta de sustituir a Bruno, y lo hizo con solvencia. Escribá renovó su apuesta por una medular sin hombre específicos de banda y lo que otros días fue un problema en la generación de llegadas al área rival, en el Sadar funcionó perfectamente. El Villarreal llegó a la portería de Sirigu con fluidez y dejando cada vez que pisaba el área rival de que iba a marcar.

ENGRANAJE PERFECTO / El Submarino funcionó como una máquina perfecta. Rukavina y Jaume Costa explotaron los dos carriles. Soriano sí fue en Pamplona el futbolista importante y con un talento descomunal que fichó el Villarreal de la Sampdoria. Mención especial a Soldado. Un delantero especial y que en el Villarreal ejerce funciones de catalizador del juego, al margen de su función de 9. Y a su lado Bakambu vuelve a ser el Bakambu de la temporada pasada.

La superioridad del Villarreal sobre Osasuna era demasiado notoria. Al minuto y medio Bakambu ya había destrozado a la endeble zaga navarra y Soriano aprovechó el rechace del palo para marcar el 0-1. Sin embargo, el inicio del partido fue más complicado de lo que el marcador indicaba. Osasuna dispuso de tres ocasiones tras el tanto amarillo merced a sendos fallos individuales. Andrés demostró que puede ser un recambio de garantías si tiene continuidad y confianza con un paradón ante Vujadinovic.

El Villarreal tocaba y tocaba, pero a diferencia de otros días imprimiendo velocidad. Osasuna fue diluyéndose y el Submarino cogió el timón. A los 25 minutos un claro penalti a Soriano fue transformado por Soldado. El valenciano falló su primer lanzamiento pero el árbitro ordenó la repetición y a la segunda el 0-2 subió al marcador. Bakambu y Soldado se convirtieron en una sociedad letal que convirtió a la defensa rojilla en un queso gruyere... pero fallando en la definición. El Villarreal pudo irse al descanso con una renta abultada, pero Osasuna se mantuvo vivo, aunque las sensación era que el partido se decantaba hacia una goleada grogueta.

El Villarreal regreso de vestuarios con la misma mentalidad. Un ciclón pasó por el Sadar, pero el Submarino iba desperdiciando una a una las claras ocasiones de gol que se le presentaban. El partido estaba totalmente controlado, pero el 0-2 mantenía con vida a Osasuna. Y tras una decisión muy discutible del árbitro, que señaló penalti en una acción de Musacchio en la que toca el balón antes que el pie del delantero, Roberto Torres acortó distancias y dejó un halo de incertidumbre en un partido que parecía sentenciado. Incluso Oriol Riera tuvo en su cabeza el empate. El Villarreal se rehizó enseguida pese a que Fran Escribá tuvo que hacer encaje de bolillos con la lesión de Costa, reubicando a Álvaro al lateral derecho y a Rukavina, a pierna cambiada, al carril zurdo.

BORRÉ, DECISIVO / Osasuna se abrió más y a la vez dejó claras sus grandes debilidades. El Villarreal destrozó a la contra a los navarros. El susto solo duró ocho minutos. Santos Borré, que acaba de salir sustituyendo a Roberto Soldado, marcó dos auténticos golazos a base de rapidez, potencia y precisión. El colombiano estableció el 1-3 y el 1-4 en dos contras eléctricas. Incluso el 1-5 rondó por El Sadar en un balón que estrelló en el larguero Jonathan y que botó en la línea de meta. Osasuna hincó la rodilla y tiene pie y medio en Segunda. El Villarreal ha cogido una línea ascendente tanto de calidad como de resultados. Ahora mismo este equipo vuelve a soñar con todo. Un grandísimo Villarreal.