Más emoción imposible. Los cuatro equipos del grupo L de la Europa League, incluido el Villarreal, dependen de sí mismos para estar el próximo lunes en el sorteo de los dieciseisavos de final de la competición. Tanto el conjunto amarillo como su rival, el Steaua, y los dos protagonistas del otro encuentro de la última jornada, el Osmanlispor y el Zúrich, saben que una victoria les da el pasaporte definitivo para pasar a las rondas eliminatorias sin tener que estar pendientes de otras combinaciones de resultados. Una final four en toda regla.

Pocos imaginaron un desenlace tan igualado, tan a cara o cruz, cuando a finales de agosto el sorteo de la fase de grupos de la Europa League emparejó a los amarillos con un Steaua venido a menos —acababa de vender a su gran figura, Stanciu—, un desconocido Osmanlispor —con tan solo dos años de vida— y un equipo de la pobrísima Challenge League (segunda categoría) suiza, el Zúrich. Parecía que el Submarino iba a poder solventar con cierta antelación su futuro europeo antes del parón que se prolongará hasta febrero. Pero no. Una vez más la Europa League ha demostrado que el nombre no basta ni siquiera en su primera fase.

El peligro de eliminación está ahí, aunque en el vestuario amarillo nadie quiera ni citar esa posibilidad. Pero el Submarino llega a la cita del jueves (17.00 horas) sin resolver las dudas que llegaron casi a la vez que la primera derrota en la Liga española. La pobre imagen del pasado sábado en Leganés ha aumentado más, si cabe, los interrogantes de un equipo que hoy por hoy muestra creativamente un encefalograma plano y al que solo sostiene su aceptable solvencia defensiva y las manos de Sergio Asenjo, que en el último compromiso europeo tuvo que aparecer por primer vez en el torneo para mantener las opciones.

FACTOR MADRIGAL / El Villarreal jugará en casa, con el factor Madrigal, para solventar la papeleta y aparcar el torneo hasta el 2017. Y también para dar un respiro a Fran Escribá, que empieza a verse cuestionado poco más de tres meses después de su llegada. El triunfo ante el Steaua le daría más margen de maniobra para afrontar el tramo final de año con otras sensaciones muy diferentes a las que dejó el último empate sin goles ante el Leganés o la derrota contra el Alavés, una semana antes.

Si en agosto parecía innegociable llegar a dieciseisavos de Europa League como líderes de grupo -un objetivo complicado pero todavía posible-, ahora la segunda plaza aparece con un premio mayúsculo para un Submarino que olvidará las rotaciones ante el Steaua en su primera finalísima de la temporada, al margen de la obligada ausencia de Castillejo por lesión y las dudas que se mantendrán hasta última hora con Cheryshev y Bruno.

El jueves solo pueden quedar dos y el Villarreal, como dijo Escribá en la Copa, no quiere ser una de las sorpresas negativas.