Un Villarreal plagado de internacionales y de caras de felicidad se subió el pasado viernes por la tarde al avión que, desde el aeropuerto de Castellón, partió destino Pamplona, donde se medirá este sábado noche a Osasuna (21.00 horas, Movistar+). A este equipo es como si le hubiera cambiado el karma últimamente. Los goles que no entraban a pesar del gran número de ocasiones generadas, las decisiones del VAR que nunca eran favorables, los partidos que se ponían cuesta arriba y se ganan... Quizás no tanto el juego, porque el Submarino mantenía instantes de buen fútbol, que ahora continúan y se extienden por más tiempo, y lo más importante, se ganan los partidos.

El viaje a Pamplona fue casi como un homenaje a los jugadores del Villarreal, en especial a Pau, Albiol, Gerard Moreno y Santi Cazorla, que recibieron por la mañana la noticia de la citación para la convocatoria de la selección. Sin embargo, al Submarino no le espera precisamente una recepción con flores y agasajos en el Sadar. Osasuna acumula 28 partidos de imbatibilidad delante de su afición, entre partidos de Liga y Copa. En la fortaleza como local radicó precisamente el éxito de su regreso a la élite y en ella quiere cimentar también su permanencia en Primera División.

Por su parte, el Villarreal suma una racha viendo puerta que se extiende a 20 encuentros. No en vano, el conjunto de Calleja es el máximo goleador de LaLiga y tiene en sus filas al pichichi.

Al Villarreal le espera un partido difícil. Todos lo son, pero las características de Osasuna son, precisamente, la antítesis del estilo elegante y preciosista de los amarillos. Un conjunto rocoso y aguerrido, que presiona hasta el agotamiento al oponente, que desarrolla un fútbol directo y con alternativas en el rechace.

Continuidad en el once y en el sistema 4-1-4-1

Cuando las cosas funcionan, ¿para qué cambiarlas? Ese es un planteamiento que Calleja tiene muy claro y por ello no se esperan demasiadas variaciones respecto al partido de Leganés. Lo normal es que se mantenga el 1-4-1-4-1 de Butarque y que el equipo se ampare en la fortaleza defensiva que esta temporada ha ganado con el dúo Pau-Albiol. Iborra y Anguissa constituirán el siguiente muro de contención, mientras que la magia es cosa de Cazorla y Moi, junto con el estado de gracia de Gerard Moreno y la duda de si será Bacca o Toko Ekambi el referente. Y en el banquillo quedan recursos como Chukwueze, Ontiveros o el mismo Trigueros si se necesita más control del balón.

Por otra parte, Calleja regresa a Pamplona, un estadio donde concluyó su carrera deportiva como futbolista. No fue su mejor etapa, pero hoy llega como entrenador de un equipo que sabe a lo que juega. Una victoria sería el mejor respaldo al Villarreal más internacional desde 2011. ¿Quién tiene miedo al Sadar? El Villarreal no, eso sí, respeto mucho.