El Villarreal le sacó ayer los colores al Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano. En el debut oficial del Submarino en el nuevo coliseo rojiblanco, todo un templo del fútbol moderno, los de Javi Calleja sumaron un punto valiosísimo tras empatar (1-1) ante un conjunto del Cholo Simeone rácano, con pocas ideas y al que los de la Plana Baixa tuvieron encerrado en su campo tres cuartas partes de encuentro.

Un punto de prestigio fraguado en la personalidad y con fases de muy buen fútbol en el que el Villarreal demostró que si quiere y es capaz de tener el balón, muy pocos conjuntos de la Liga pueden hacerle sombra en la pelea por dominar los partidos.

Calleja tenía muy claro que el Atlético de Madrid propondría, como suele ser habitual en el Cholo Simeone, un partido con mucho músculo en la medular. Es por ello que el técnico del Submarino apostó por su habitual rombo en el centro del campo, con Rodrigo como vértice defensivo, Soriano y Trigueros de interiores y Fornals de enganche, es decir, Castillejo comenzó el partido en el banquillo.

No era un envite para dedicarse más a atacar que defender, por lo que los centrocampistas amarillos tuvieron que correr más de lo habitual. Eso sí, este Villarreal de Calleja no se arruga, no juega en función del rival. Y pese a tener enfrente una medular rocosa, la colchonera, con Thomas y Gabi de meciocentros, y Saúl y Correa en bandas, el Submarino se adueñó del balón muy pronto.

Trigueros sacó la barita mágica y comenzó a repartir a diestro y siniestro, dejando boquiabierto a más de uno en el Wanda Metropolitano, puesto que ni por asomo el Atlético cuenta en sus filas con un pelotero en su plantilla del calibre del talaverano.

Y pronto comenzaron los groguets a enseñar sus garras. Con Mario y Jaume Costa subiendo y bajando por bandas, Carlos Bacca puso a prueba a Oblak a los seis minutos. Un aviso para los rojiblancos. El Villarreal para nada venía a especular.

TOMA Y DACA / El Atlético de Madrid no andaba fino, como en sus últimas seis encuentros oficiales (solo una victoria por le mínima en Vigo). Su fútbol no era fluido y era el Submarino el que embotellaba en su campo a los colchoneros. Y claro, el Wanda Metropolitano se enfurecía.

El nerviosismo del público se percibía en cada centro erróneo del conjunto local o en esas jugadas dudosas que Undiano Mallenco acertaba sin concederle ninguna ventaja arbitral al equipo grande.

Tras una fase de domino amarillo y pocas ocasiones, Trigueros se inventó un pase que rompía dos líneas y dejaba solo a Bakambu en tres cuartos de campo para encarar solo a Oblak. Pero cuando todo parecía indicar que los groguets se adelantarían, llegó raudo y veloz Savic para evitar el tanto el zapatazo del congoleño.

Faltaban seis minutos para el descanso y el cabreo de la grada local fue tal que hizo despertar a los del Cholo. No en vano, de ahí al final del primer acto los rojiblancos tuvieron hasta cinco ocasiones de gol, dos clarísimas: una que sacó en la línea Álvaro y otra en la que se lució Barbosa.

Al descanso se llegaba con un Villarreal muy serio y un Atleti reconciliado con su grada tras el arreón de los últimos minutos.

MISMO GUIÓN sin RECOMPENSA / En la reanudación el guión apenas cambió. El Submarino quería el balón y al Atlético no le desagrada no tenerlo. Los amarillos seguían dominando el juego y dejando encerrado en su campo a los de un Simeone que en el banquillo solo hacía aspavientos.

La superioridad del Villarreal, eso sí, no se reflejaba en ocasiones y los minutos iban pasando. Es por ello que en el 59, Calleja decidió comenzar a mover sus piezas y dio entrada a Castillejo por un irregular Soriano.

Los de la Plana Baixa buscaban por inercia el área rival, circunstancia que aprovechó el Atlético a la hora de juego para asestarle un hachazo inesperado al Submarino. Tras una pérdida de balón en la medular, un balón llovido le cayó a Griezmann que intentó golpear de primeras en la frontal del área… pero el tiro del francés se convirtió en un pase en profundidad en plan globo que le cogió la espalda a Jaume Costa, apareciendo como una bala Correa para fusilar a Barbosa.

Un gol que dejó un tanto grogui al Submarino y que tuvo un damnificado, Jaume Costa, al que Calleja relevó por Rukavina nueve minutos después.

Esa caraja momentánea casi la aprovecha el Atlético para sentenciar, eso sí, en fuera de juego no pitado. Gameiro tuvo un mano a mano en el área pequeña que Barbosa mandó a córner cual portero de balonmano.

ARREÓN FINAL AMARLLO / Tras ello, y con la entrada de Cheryshev por Fornals, los groguets se volvieron a entonar. Y Trigueros volvió a aparecer para liderar a la versión más vertical del Villarreal en el partido, con Castillejo y Cheryshev como puñales.

Tras dos ocasiones desperciciadas, llegado el minuto 80 y con el Atlético acomodado en el frontal de su área, Bacca hacía justicia conectando un testarazo a la red a la salida de un córner.