A una jornada del final de la liguilla de la Europa League el Villarreal ya está clasificado para la siguiente ronda y además como líder del grupo A. El último partido contra el Maccabi, en el Estadio de la Cerámica, será un mero trámite. Mucho más contundente que lo que refleja el 2-3 final fue la victoria en el Arena Astaná, basada en una mezcla de ambición, gen competitivo, buen fútbol y garra y carácter cuando el conjunto kazajo, espoleado por su afición intentó poner en aprietos a los de Calleja. El Submarino, con la lección bien aprendida, no dejó lugar a la sorpresa aunque tuvo que remontar otra vez un gol en contra ante el Astaná. Objetivo cumplido y ahora a recuperar fuerzas ante otra semana complicada con la visita del Sevilla este domingo y la posterior eliminatoria de Copa del Rey ante la Ponferradina. El Submarino sigue enrachado.

Calleja continúa derrochando sentido común desde que asumió la dirección técnica. Dosificación de esfuerzos sí, pero también dosificada. A pesar de la semana apretadísima, con la visita a San Mamés, el largo viaje a Kazajistán y el durísimo partido del domingo contra el Sevilla, el Villarreal mantuvo su armazón de equipo y solo efectuó cuatro rotaciones respecto al encuentro de la última jornada de Liga contra el Athletic, cambiando los dos laterales, un hombre en la medular y un punta con las entradas de Rukavina, Adrián Marín, el canterano Dani Raba y Nicola Sansone.

LA ACTITUD / Nada que ver la entrada en el partido del Villarreal en el campo del Astaná a la protagonizada en el inicio de la fase de grupos en el Estadio de la Cerámica. El Submarino jugó en el campo del conjunto kazajo desde el primer minuto. Calleja armó un centro del campo con futbolistas que juegan con el balón pegado a la bota y que lo miman y miman como una madre a su bebé. A la pandilla de jugones se unió el cántabro del filial Raba, a quien el técnico conoce perfectamente y le otorgó su confianza, más que merecida, en la Europa League. El talento y la clase del joven jugador del filial se mostraron a toda Europa en Kazajistán. Raba se empleó con un desparpajo increíble y parecía haber jugado toda la vida en el primer equipo. Ayer lo hizo a pierna cambiada a la suya natural, por la derecha.

La superioridad del equipo rojo —el Villarreal no lució su indumentaria habitual amarilla por la coincidencia de colores con el equipo local— fue aplastante. Fornals, Sansone y Raba dispusieron de hasta cuatro oportunidades claras de gol en tan solo 20 minutos, pero, sin embargo, el Astaná cobró ventaja con un golazo del congoleño Kabananga, quien sorprendió un tanto adelantado a Barbosa, aunque su tiro colocado a la escuadra hubiera sido complicado de parar hasta con el argentino bajo la línea de meta.

El Villarreal, que había ofrecido un fútbol de alta calidad, iba por detrás a pesar de su abrumadora superioridad y de haber gozado de varias opciones claras para adelantarse. Y el Astaná aún tuvo el 2-0 en una acción absolutamente falta de intensidad defensiva por parte de Adrián Marín, que propició un potente tiro de Kabananga al que respondió con una soberbia parada del portero argentino del Villarreal.

El juego continuaba decantado del lado del Villarreal y las oportunidades seguían generándose con fluidez. Pablo Fornals se encontró con un mano a mano con el portero del Astaná, con Bacca a un lado, pero el castellonense no vio la posición en ventaja del colombiano y estrelló su disparo contra el pecho del guardameta.

El Submarino continuó a lo suyo. Rodrigo dominaba el juego a su antojo, Trigueros buscaba el hueco por todas partes y Raba derrochaba calidad. Tenía que llegar, y llegó el empate. El 1-1 fue una delicatessen, tanto en el pase con el exterior de Bacca después de un carrerón desde su área, como la definición de Dani Raba, con su pierna menos buena, la derecha. Golazo con mayúsculas de un nuevo talento de la fabriqueta de Miralcamp.

LOS JEFES DE LA DEFENSA / El Villarreal no perdió el mando del juego en la segunda parte. Defensivamente, la pareja Bonera-Víctor Ruiz funcionaba como un reloj suizo. Impecables ambos en el corte, en la anticipación y en la salida del balón desde atrás. Lo de Bonera es espectacular y parece como si su pasaporte estuviera congelado para el paso del tiempo, formando un tándem con un auténtico Mariscal del área como el defensa barcelonés.

El manual Calleja tiene en todas sus páginas impresa la palabra ambición. El entrenador del Villarreal movió piezas dentro del rombo mágico. Salió Cédric Bakambu y Sansone pasó temporalmente al vértice de la medular. El italiano parece renacido y un futbolista distinto e intervino decisivamente en los dos goles con los que Bakagoal puso distancia de por medio en el marcador. Al internacional congoleño no se le pueden dejar espacios libres porque te mata. Antes del 1-2 ya había avisado, pero en dos latigazos rompió a la defensa del Astaná en apenas 15 minutos.

SUFRIMIENTO FINAL / Pero cuando todo parecía sentenciado a favor del Submarino el conjunto kazajo apretó para poner emoción a los minutos finales. El Astaná aprovechó una indecisión de la zaga del Submarino al trazar la línea del fuera de juego. El ghanés Twumasi anotó el 2-3. Pero el Villarreal lejos de echarse atrás, todavía dispuso de la opción de hacer el 2-4, mientras el Astaná Arena apretaba de lo lindo. Y llegó el final, con el billete para dieciseisavos sellado con el liderato del grupo asegurado a falta de una jornada. Nada que ver con la pasada temporada en la Europa League. El efecto Calleja sigue empujando con fuerza.