Acabó el partido y los amarillos seguían todavía corriendo. El derroche físico del Villarreal fue tremendo, pero no exento de un fútbol alegre, dinámico y bonito. Le jugó de tú a tú a un Sevilla que se lo dejó todo y que tuvo que emplearse al 120% ante un rival que no le dejó respirar. Al homenaje al fútbol que ayer le hicieron Villarreal y Sevilla solo le faltó el premio del gol.

El conjunto amarillo jugó como un equipo con mayúsculas en el que es difícil destacar a alguien por encima del resto, porque todos rindieron culto al bloque. Un buen punto de arranque para afrontar un mes de febrero que viene cargado para los jugadores de Fran Escribá.

El técnico del Submarino tiene etiqueta de entrenador tranquilo y con tintes de un fútbol más conservador. Sampaoli aparenta visceralidad y un estilo más volcánico. Villarreal y Sevilla llegaban a este clásico de la parte noble de la LaLiga con diferentes sensaciones y estado de ánimo. Por el lado groguet, con ausencias e inmersos en una dinámica un tanto irregular. Por el bando andaluz, con esa fuerza y moral que transmite estar peleando por el título. El Submarino con muchas bajas; el Sevilla con todo su arsenal. Situaciones y expectativas diferentes. Pero lo bueno de este juego llamado fútbol es que los pronósticos y los vaticinios saltan por los aires nada más rodar el balón.

POLÉMICA EN LAS ÁREAS / Y Escribá fue inteligente. La salida del Sevilla de Sampaoli es muy intensa. Ritmo, presión y el Pizjuán en plena ebullición. Se cumplió el guion previsto. Y a las primeras de cambio el Sevilla ya le puso el aliento en el cuello al Villarreal. Víctor Ruiz cometió un claro penalti a Jovetic, que esta vez no vio Undiano. Luego pasó factura permitiéndolo todo y siendo sibilino para guardarse las cartulinas a los locales, y muy ligero con los amarillos. Dudas en una jugada a Jonathan dos Santos en el área contraria, pero no tan evidente como el derribo al delantero sevillista. La clave era dominar el balón y anestesiar el ritmo que pretendía imponer el Sevilla.

Rodrigo, Bruno y Manu Trigueros echaron mano de su calidad y marcaron el tempo del juego. Un Villarreal muy combinativo y lúcido que se asociaba perfectamente, con la inclusión de un futbolista como Adrián López, que parece hecho a molde para este equipo de Escribá, cuya única sorpresa dentro del 4-2-3-1 que había ensayado durante toda la semana fue la ubicación de José Ángel en el lateral zurdo.

Defensivamente el Villarreal mantuvo su muro y esa condición de equipo menos goleado de LaLiga. Bonera y Víctor Ruiz mantuvieron las prestaciones muy altas. Solo Mario sufrió con un Vitolo que le puso en serios aprietos. El Submarino también llegaba con peligro. Jonathan dejó solo a Adrián delante de Rico, pero su tiro con el exterior se le perdió por escasos centímetros fuera. El toma y daca continuó con un remate de Ben Yedder que Asenjo sacó con solvencia. El Villarreal se hizo con el control a su modo, con despliegue y posesión, y buscando las contras con un peligro latente en cada llegada. El partido enganchaba, pues amalgamaba todos los elementos del espectáculo: igualdad, ritmo, incertidumbre, buen fútbol... Un Villarreal que no renunciaba a ganar y tenía sus opciones.

La segunda parte mantuvo el alto nivel e, incluso, lo superó. El conjunto groguet presionó más arriba e impuso su fútbol más trenzado, que superaba el mayor ímpetu sevillista. De tú a tú. Undiano se desquitó de su error en el primer minuto de juego, pero Mario no estuvo inteligente y Vitolo cayó en el área. El Pizjuán bramaba pero en la portería del Villarreal estaba un gigante, el mejor de la Liga, y Nasri dudó... y falló. Todo continuaba igual.

El equipo de Escribá tuvo al Sevilla otra vez al borde del KO. Otra vez la sociedad Jona-Adrián lo bordó, pero el delantero asturiano, que lo hizo todo perfecto, no estuvo afortunado en la definición. Adrián perdonó por segunda vez ante Sergio Rico.

FINAL FRENÉTICO / El partido estaba abierto. El resultado corría a un lado y otro de la frontera de la victoria del Villarreal o Sevilla. Escribá sacó a dos de sus refuerzos de invierno: Bakambu y Cheryshev. Fue a por el partido de forma decidida. Y lo tuvo en las manos. También el Sevilla, que se estrelló ante Asenjo, inconmensurable y ahora mismo un portero top. Los dos intercambiaron golpes a rostro descubierto. El Pizjuán disfrutaba con el espectáculo de los suyos y del rival. Solo faltaron los goles. Un partido así lo merecía. El Villarreal sumó un punto que sabe a poco y a mucho. Ese sí es el Villarreal que todos queremos.