El Villarreal rompió anoche varios gafes. El primero, el quedarse encallado en los dieciseisavos de final como las dos ultimas temporadas, ante Roma y Olympique de Lyón. Esta vez otro ilustre de Europa no pudo con un Submarino renacido. El segundo, superar un grave fallo de Funes Mori que estuvo a punto de tambalear la eliminatoria. Y el tercero, el de la falta de fortuna en los minutos finales. Se superó un final dramático que, seguramente, hace un mes se hubiera escrito con un final tortuoso. Lo que no pudo evitar, fueron unos instantes finales de infarto donde los portugueses tuvieron su chance para el 1-2. Pero la suerte parece habérsele girado al Villarreal, aunque antes había disfrutado de hasta tres ocasiones claras. El Submarino mantiene su buena racha y continúa invicto en la era II de Calleja. Los brotes verdes siguen asomando en la Cerámica. Hoy conocerá al nuevo rival en octavos.

Al Villarreal le sobraron solo unos segundos de la primera parte. El final del primer tiempo volvió a despertar a los fantasmas que han costado un sinfín de pesadas pesadillas esta temporada. Cuando mejor pintaban las cosas, llegó un error clamoroso y excesivamente infantil para ser real en el fútbol de élite. Un pésimo control de Funes Mori, que se le marchó cuando se encontraba sin presión, fue aprovechado por la estrella lisboeta, Bruno Fernandes, para encarar a Andrés y fusilarle. El fallo desconcertó a un Submarino que, hasta entonces, había tenido el control y encerrado, eso sí sin inquietar mucho, al conjunto portugués.

15 SEGUNDOS MALDITOS // Un paréntesis de 15 segundos, que tiró por tierra los 45 minutos y 45 segundos restantes, en los que el Sporting vivió metido en su campo, pese a que su once, a priori, era una apuesta ofensiva. Calleja, por su parte, introdujo una mini revolución: ocho caras nuevas respecto al once que goleó al Sevilla el domingo, con seis jugadores salidos de la cantera grogueta (Mario, Miguelón, Trigueros, Pedraza, Gerard y Raba).

El Villarreal, pese al cambio, mantuvo su idea de juego y dibujo, siendo superior al Sporting. Solo le sobraron 15 malditos segundos, que cambiaba totalmente el escenario para la segunda parte. Era como si la eliminatoria comenzara de cero, pero el factor psicológico volvía a ser tan determinante como el acierto.

Por suerte para el Villarreal, el Sporting también cometió un error imperdonable para el fútbol profesional. En una jugada sin peligro, Jefferson, que ya estaba amonestado, le clavó los tacos a Miguelón y vio la segunda amarilla, dejando a su equipo con 10, en el minuto 50. Igual que en la ida, pero esta vez 26 minutos antes, los portugueses se quedaban en inferioridad numérica. Lo que antes se veía gris, volvía a recuperar una tonalidad más clara para los de Calleja, pero había que marcar. Y el Villarreal tampoco había alcanzado el área de Salin en demasiadas ocasiones.

El madrileño movió piezas. El primer cambio fue la sustitución de Raba quien, una vez más, no devolvió la confianza que Calleja le regala cada vez que le da una oportunidad. La salida de Toko Ekambi dibujaba una superioridad numérica evidente, pero aparecieron los nervios y, con ellos, las imprecisiones en los amarillos, que pasaron a dominar totalmente el partido, pero sin excesiva lucidez ofensiva. El Sporting se replegó y apenas dejó resquicios. Hasta que Calleja modificó su dibujo y lo convirtió en un 4-4-2, con Cazorla por Miguelón.

DESENLACE SATISFACTORIO // El Submarino necesitaba una genialidad y que alguién tirara del carro. Pedraza, otra vez el MVP del partido, puso la directa hacia la portería portuguesa, tratando de evitar la prórroga. Trigueros, muy entonado hasta su cambio obligado (ojo: preocupa su lesión), contó con la ayuda de Cazorla para poner la mira en el área rival. El gol que acabó llegando en el minuto 80. El camerunés encontró a Fornals solo en área y el balón encontró, por fin, puerta. El 1-1 desnivelaba la eliminatoria, pero la dejaba pendiendo del alambre. Quedaban 10 minutos en los que se debían atemperar los nervios y minimizar los fallos. Iborra y Ekambi tuvieron la oportunidad de poner la puntilla, pero cuando se llega a los minutos postreros con el rival vivo y a un gol del KO, te arriesgas a todo. Bas Dost estuvo a punto de lograr el 1-2. Fue mayor el susto, pero hasta la suerte le ha cambiado a este Villarreal. Siguen los brotes verdes. Ahora, a esperar un rival más cómodo en el bombo.

VIERNES

22 DE FEBRERO DEL 2019

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