Muchas son las cuestiones que están en el aire y que posiblemente nunca saldrán a escena. Pero lo cierto es que el Movistar, uno de los mejores equipos del mundo para carreras de tres semanas como la Vuelta, no sale de un lío para meterse en otro; primero en el Tour y ahora en la ronda española. Y esta es la realidad que acompaña a la escuadra que el año que viene, una vez liberado principalmente de NairoQuintana, tendrá a los dos mejores corredores de futuro que hay en España, Marc Soler y Enric Mas, para compartir la jefatura con Alejandro Valverde.

Soler sorprendió al mundo ciclista el año pasado cuando con 24 años ganó la París-Niza. Un año antes, en el 2017, Valverde se maravilló con el ciclista catalán tras su formidable actuación en la Volta donde acabó en tercera posición por detrás del campeón del mundo y de Alberto Contador. "Ganará lo que se proponga", anunció Valverde.

Y el domingo lo que Soler se proponía era ganar la gran etapa de montaña diseñada en Andorra, donde vive y por cuyo trazado había estado entrenando desde que terminó el Tour. "Hasta cuatro veces en un mismo día había hecho para memorizarlo el tramo sin asfaltar que había antes del ascenso final", explica una persona que lo conoce muy bien. A cuatro kilómetros para la meta, cuando iba en primera posición y en solitario, fue obligado a levantar el pie al recibir en el auricular la orden de que esperase a Quintana, que se puso líder e iba por detrás. Soler comenzó a protestar, a gesticular de forma exagerada, a mover la cabeza mostrando la disconformidad por la orden recibida. Una pésima imagen tanto para él como para el Movistar que deberá liderar en el 2020.

Este lunes fue obligado a rectificar en público. "Quiero pedir disculpas por el calentón que tuve. No volverá a pasar. En frío, te arrepientes". Pero, a la vez, se llevó una reprimenda de PabloLastras, uno de sus directores, ante los medios de comuncación. "Hay que obedecer. Soler no iba a ganar la etapa. Iba a ayudar a Quintana. Tiene que escuchar".

DOS VERSIONES

La versión oficial hablaba este lunes de que Soler, tras perder casi 10 minutos en la segunda etapa, recibió la orden de olvidarse de llevar cualquier galón y que se pusiese a trabajar para Quintana y Valverde, y que si se había fugado en Andorra no era para luchar por el triunfo sino para servir de puente a sus jefes de fila.

La versión oficiosa cita a Soler como el ciclista al que se fue animando día a día, para que volviera a resituarse en la Vuelta, preparando una victoria en Andorra y que cuando la tenía tan cerca -con la duda de si habría sido capturado por Pogacar, el ganador en Els Cortals- a 180 pulsaciones reaccionó de la peor manera. Y con una duda, ¿habría actuado igual si el jefe que ataca no es precisamente Quintana? El lío del Movistar animó una Vuelta que reposó en Pau ante la contrarreloj de este martes con Primoz Roglic como favorito a la victoria y el liderato.