A Calleja le gusta la geometría. Su llegada al banquillo comenzó con un rombo. Le fue bien al principio, pero la figura romboidal era tan hermosa como débil. Enseguida le cogieron la matrícula los rivales y después de asombrar a todos con el jogo bonito, tuvo que agacharse a recoger los cristales rotos. Cambio y vuelta a los orígenes. El resto de la historia de esta temporada ya es bien sabido y cuenta la misma que el Villarreal se había metido penúltimo y no sabía lo que era ganar desde el 25 de noviembre, fecha en la que se derrotó al Betis. Y han tenido que pasar dos meses y tres semanas para que un 17 de febrero se volviera a ganar en LaLiga a otro equipo, precisamente de la misma ciudad: el Sevilla.

Y ahora el técnico amarillo parece haber cambiado el rombo por el cuadrado. Los cuatro vértices los formaron ayer los dos puntas, Bacca y Toko-Ekambi, con dos centrocampistas más adelantados como Iborra y el Mago Cazorla. La flexibilidad táctica es otra de las debilidades del técnico madrileño. La era II de Calleja vino acompañada de una sorprendente defensa de tres, con dos carrileros, tres centrocampistas centrales y dos puntas. Para los amantes de enumerar los sistemas con números se parecía a un 3-5-2. Ayer, ante el Sevilla, mantuvo el armazón pero le volvió a dar una vuelta de tuerca a la idea. E irrumpió con el cuadrado mágico. El resultado, una borrachera de buen fútbol, liderado por un joven de 34 años, que representa la viva esencia del fútbol de talento, como superviviente de aquella España de los Iniestas y Xavis. Aquellos locos bajitos que se divertían jugando al fútbol y hacían divertirse a los que decidían verlos jugar. Sí, hablamos de Cazorla. Él no juega al fútbol, hace poesía con un balón en los pies.

El Villarreal jugó al ritmo del Mago asturiano. Pero solo con eso no basta, porque de lo contrario este equipo plagado de buenos futbolistas no estaría todavía hoy en zona de descenso.

También necesita hombres que impriman carácter como Alfonso Pedraza, el sello de identidad de este nuevo Villarreal de la era II de Calleja. Cuando se corre y se pone tanta intensidad como ayer, el cóctel con la calidad es tan mortal como imprescindible las gotas de sudor de los Álvaro, Cáseres, Mario... Ayer hicieron bueno el lema de los tres mosqueteros: todos para uno y uno para todos. Se ganó y se goleó.

Otra pata de la mesa fue la afición amarilla. Tantas veces criticada por fría, ayer también se conectó... y de qué manera. El ambiente que se vivió en el estadio fue realmente espectacular. Calleja ha encontrado la fórmula. Y ojo al dato: el Villarreal ha vuelto para quedarse en Primera. Se le echaba de menos. ¡Vaya manera de jugar al fútbol! Endavant.

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