Un cordón umbilical conecta a la selección masculina de waterpolo actual con la grandeza que desprende su historia. Dentro del agua lo personifica Guillermo Molina, su referente, goleador y capitán. Fuera del agua, Gabi Hernández, el actual seleccionador, la persona que intenta reconstruir el perfil ganador del equipo

Molina y Gabi Hernández son los dos únicos supervivientes del último gran momento de gloria del waterpolo masculino: el título mundial de Fukuoka, en el 2001, aunque en el 2009, una plata premió al equipo en Roma. Ese es el reto que se le presenta en Río a la selección, que se ha estrellado en la barrera de los cuartos de final en las últimas tres citas olímpicas, siempre frente a equipos balcánicos (en Atenas-2004 cayó ante Serbia y Montenegro por 9-7; en Pekín-2008, 9-5 para Serbia y en Londres-2012, por 11-9 frente a Montenegro) y que está dispuesto a dejar atrás esa maldición después de un año duro, de mucho trabajo, que dio su fruto en el Preolímpico, donde España consiguió el billete para los Juegos.

ASPIRACIONES MÁXIMAS

“Estamos preparados y con muchas ganas de empezar a jugar Las aspiraciones son máximas”, afirma el seleccionador Gabi Hernández, que nunca se escondió en su carrera y tampoco lo hace ahora como técnico. “Vamos a por todas. Pero sabemos que va a ser un grupo complicado en el que nos jugamos todo en los tres primeros partidos”.

Cuando Gabi Hernández cita los tres primeros partidos, habla de un calendario de vértigo, que enfrentará a España con Italia, después con Estados Unidos, finalista de la World League y con el campeón olímpico Croacia, para finalizar ante Francia y Montenegro.

"Es un grupo durísimo. Todos lucharemos por entrar entre los cuatro primeros que pasan a cuartos e intentar evitar a Serbia que es la principal candidata al oro", refiere el seleccionador, que considera que el equilibro que existe en la actualidad en el waterpolo internacional se decidirá por pequeños detalles.

CARÁCTER Y QUÍMICA

El carácter, la química que transmite el vestuario, la intensidad defensiva son parte del sello con el que Gabi Hernández ha dotado a la selección y que serán fundamentales para sobrevivir a una competición durísima desde el el primer día “La gente tiene que saber que lo daremos todo, porque sin una defensa muy intensa, con mucho altruismo, generosidad, intensidad y pasión es imposible porque es lo que hay para ganar los partidos”

El otro aspecto sobre el que girarán las opciones de la selección será la aportación de Guillermo Molina, el hombre clave para marcar diferencias, el jugador que se despedirá de la selección en Rio, sus cuartos y últimos Juegos. “Con la madurez he llegado de nuevo a un nivel alto, a estar entre los mejores, pero llevo dos años jugando bastante bien, después de estar los últimos cuatro en estado durmiente”, bromea el jugador del Brescia, que ha construido la mayor parte de su carrera en Italia. “La química, el buen rollo entre nosotros, es lo que nos puede ayudar porque no somos ni los más fuertes ni los más altos”.

También se espera mucho del argentino, nacionalizado español, Chalo Echenique, que juega en Croacia en la actualidad, uno de los dos zurdos del equipo, que afirma que España debe afrontar la cita olímpica con el reto del podio. “Siempre sueñas con llegar a unos Juegos y ahora que tengo la oportunidad, el reto es pelear por la medalla”, cuenta.