En la misma silla de Old Trafford dónde Mourinho alegó falta de fortuna tras su empate contra el Arsenal, Guardiola dijo hace unas semanas que no tenía una varita mágica. Sin embargo, un nuevo sábado de locuras e insensateces en la Premier quiso desmentir esa opinión al técnico catalán. Un futbolista que el curso pasado tocó fondo, que llevaba tres meses sin jugar, apareció inesperadamente en el once inicial del City ante el Crystal Palace (1-2). Yaya Touré presumía de un estado físico óptimo y de una actitud competitiva admirable. Volvió para resolver la papeleta con dos tiros a puerta. Dos disparos, dos goles. El centrocampista marfileño resucitó futbolísticamente ayer por la tarde en Selhurst Park. «Estoy muy contento por él y por su familia. Yaya es un jugador especial», dijo Pep Guardiola tras el choque.

La broma de la tarde en los pubs de Manchester señalaba que Touré lleva los mismos goles que Pogba, que sólo ha anotado dos en 11 partidos con el equipo menos afortunado. «Esos somos», dijo Mourinho. «El equipo con menos suerte de la Premier League». Con las manos en los bolsillos, en posición desenfadada, Mou se despidió de la sala de prensa repitiendo tres veces, en tono elevado, un titular con aires de resignación: «Finalmente he perdido contra el Arsenal. Finalmente». El empate (1-1, Mata/Giroud) le supo al portugués como la más cruel de las derrotas. La jornada fue óptima para los intereses del City, que se sitúa colíder tras el empate del Liverpool en Southampton (0-0).