Me gustan los campos de Tercera División y del fútbol regional en general porque ofrecen un aroma al fútbol de toda la vida. Cuando acudo a alguno de ellos, me vienen a la mente tardes nostálgicas de cuando era niño, ya que acudía a ver al CD Benicarló de Rubén Lores, Juanito Bosch, Cruselles, Peque o el gran guardameta de Ulldecona, Quim. Eran días diferentes, en las que cuando sonaba el himno «Avant Benicarló, avant» uno se emocionaba, y se divertía con sus compañeros de equipo del Benihort viendo a los que consideraba ídolos.

Como en todos los campos, la alineación estaba escrita con tiza blanca en una pizarra con 11 casillas por equipo, por megafonía se anunciaban algunos comercios locales, a la entrada te ofrecían una papeleta para la rifa del jamón, en la cantina se consumían carajillos y cremaets, y el gran maestro Pepe Palanques -que en Gloria esté- recitaba las alineaciones de los partidos.

Sigo yendo a partidos de Tercera, aunque últimamente por motivos profesionales, y pese a que todavía se respira ese aroma, se nota que corren nuevos tiempos.

Claro ejemplo, El Palmar de Borriol, donde cubrimos ayer el derbi ante el CD Castellón. A la entrada ya me sorprendió al ver que la rifa no era de un jamón, si no de una televisión LED último modelo; el bar tiene de todo... puedes hasta comer allí; al fondo hay una oficina con internet, ordenador e impresora para sacar las alineaciones... y no sigo. Pero, eso sí, yo me quedo con el jamón.