Los datos de paro de agosto han sido, como es habitual algunos meses, un mal trago al constatarse no solo que aumentó el desempleo más que hace un año (cuando la situación general de la economía es parecida) sino que la temporalidad se está cronificando con unas prácticas de continuas altas y bajas en la Seguridad Social que escatiman ingresos al sistema.

De los 1.536.400 contratos firmados en agosto, apenas el 7,5% fueron indefinidos. En los ocho primeros meses del año el porcentaje se eleva un poco, hasta el 8,8%, ya que de los 14.005.497 contratos firmados, solo 1.232.219 han tenido carácter indefinido. Todo parece indicar que a finales de este año se superará la temporalidad del 2016, ya que hasta finales de agosto se han acumulado más de 1,1 millones de contratos temporales más que hace un año.

Una economía como la española basada en la actividad de temporada, como es el turismo, es caldo de cultivo para los contratos eventuales. En este sentido se está extendiendo la práctica de dar de baja a los contratados temporales durante los fines de semanas y los días de fiesta e incluso durante las horas de menos actividad. El efecto es que aumenta el número de horas trabajadas, no pagadas y no declaradas.

Según cálculos de CCOO, el año pasado menos de la mitad (48,4%) de los afiliados al régimen general de la Seguridad Social tenía un contrato indefinido a jornada completa, mientras que la mayoría (51,6%) padecía algún tipo de precariedad, como el contrato temporal o el trabajo por horas.

UN "FRAUDE"

Andreu Cruañas, presidente de Asempleo, patronal de las empresas de trabajo temporal (ETT), reconoce que existe esta "flexibilidad ilegal" mediante una "concatenación de contratos" lo que es un "fraude" que la inspección "tiene que mirar" ya que, en su opinión, el control es "insuficiente".

Este experto en ETT asegura, además, que estas prácticas no solo se dan en actividades turísticas, donde hay una temporalidad que se demanda mediante contratos cortos, sino en la industria. En todo caso, mantiene que al final de año se mantendrá la previsión de que habrá 500.000 empleos más.

"USAR Y TIRAR"

Sara de la Rica, catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco e investigadora del colectivo Fedea, considera que la única manera de que estos contratos de "usar y tirar" no interesen a las empresas es crear actividades en sectores donde el empleo "genere valor añadido, que requiera necesariamente de la formación y retención de talento".

En su opinión, "aunque las empresas sean conscientes de la altísima probabilidad de volver a contratar a la misma persona, prefieren asumir ese coste que tener a las persona en días y horas de baja actividad".

Josep Ginesta, secretario general de Trabajo de la Generalitat, denominó estas prácticas "vacaciones de contratación y de cotizaciones a la Seguridad Social" de las empresas y prometió una investigación. Sin embargo, esta práctica no es ilegal, aunque bordea la ley, y las autonomías no tienen la competencia de la inspección en materia de Seguridad Social.

"Pero, como cualquier otra autonomía, podría realizar verificaciones en los defectos de la contratación", afirma Silvia Parra, portavoz de la Unión Progresista de Inspectores de Trabajo (UPIT).

Esta sucesión de bajas de los cotizantes temporales dentro de una misma empresa "es un doble fraude, a la Seguridad Social porque es dinero que deja de ingresar y al trabajador porque se cortan sus derechos subjetivos como es el tener las vacaciones y festivos pagados y cotizados. Además, es una muestra de competencia desleal para otras empresas", subraya Parra.

LA INSPECCIÓN

La inspección en las grandes empresas puede resultar más fácil ya que se trataría de cruzar sus datos de contratación con el registro de altas y bajas de la Tesorería General de la Seguridad Social. En el caso de las pymes "habría que centrarse en los asesores", explica Parra, porque son los que en realidad llevan las cuentas y la vida laboral de las empresas.

En el 2011 se dieron instrucciones para atajar estos procedimientos pero, según denuncia Parra, aún quedan por aplicar herramientas informáticas que permitan el cruce de datos entre las distintas administraciones y empresas e instrucciones claras a los inspectores.

SECTORES

Estas prácticas no solo se dan en sectores con picos de actividad en temporada (hostelería y comercio) sino que se han extendido, por la crisis y la reforma laboral, a la sanidad y la educación, denuncian los sindicatos.

"Hay que dar visibilidad a esa precariedad. El mayor nivel de rotación se da en la sanidad, y en educación se aplican los despidos y contrataciones en ciertas épocas del año", dice Ricard Bellera, secretario de Treball i Economia de CCOO de Catalunya, que añade: "En la hostelería y el comercio hay cada vez más una disposición interesada por los empresarios a la hora de contratar. Cada vez más se imponen los contratos semana a semana; cuando baja la facturación o la demanda, se dan contratos de baja".

Para Núria Gilgado, secretaria de política sindical de UGT de Catalunya, la mayoría de contratos temporales "se hacen en fraude de ley". "No son para cubrir una determinada punta de producción o circunstancia de aumento de la demanda, sino que son trabajos estructurales que se cubren con temporales para tener esa flexibilidad: menos producción, despidos, y después vuelta a contratar", destaca.