El desplome de los ingresos como consecuencia de la caída de los viajes a nivel mundial no ha frenado la salida a bolsa de la multinacional del alojamiento turístico Airbnb. La compañía californiana ha anunciado esta semana su intención de vender acciones en la Bolsa de Nueva York. La multinacional quiere financiación para sus planes de expansión y para capear la crisis mundial turística y afronta la operación pese a que las reservas en la plataforma llegaron a caer el 70% con respecto al 2019, con una caída en torno al 30% en estos momentos, informa Reuters.

Según informó en un escueto comunicado, Airbnb ha presentado un "borrador confidencial" a la comisión de bolsa y valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés). En ese borrador no se especifica la oferta pública inicial propuesta de sus acciones ordinarias a la venta. "Aún no se ha determinado el número de acciones que se ofrecerán y el rango de precios para la oferta propuesta", ha detallado la empresa, que espera que la operación tenga lugar después de que la SEC complete su proceso de revisión, y en función de las condiciones del mercado.

La plataforma de alojamientos turísticos anunció en septiembre del año pasado su intención de ser una compañía cotizada en bolsa a lo largo del 2020, un plan que mantiene pese al impacto del coronavirus sobre el sector y la economía en su conjunto. En cualquier caso, la salida a bolsa se produce en un momento delicado. En algunos países, como Holanda, se han llegado a prohibir los alquileres vacacionales, mientras el tráfico de personas entre países se ha desplomado y la amenaza de bloqueo total no se descarta. El sector turístico en su conjunto está en proceso de reinvención.

Hace poco más de dos meses la compañía despidió a más de 2.000 empleados, lo que suponía el 25% de la plantilla, aunque se prometieron no más recortes aparte de los ya hechos con la confianza de que los efectos de la pandemia no debían prolongarse demasiado. Pero los ingresos cayeron hasta el segundo trimestre del año hasta los 335 millones de dólares, según Bloomberg, el 67% menos. Las cifras financieras de Airbnb afectarán indudablemente al precio de valoración de la compañía, con una prima de riesgo mayor y perspectivas de recuperación difíciles de valorar en térmidos de tiempo. La última valoración era de unos 18.000 millones de euros, cifra que es actualmente un máximo difícil de alcanzar.

La firma de alquiler de coches con conductor Uber intentó el año pasado atraer inversiones en primavera del 2019 y su intento quedó en un verdadero chasco. Igual que la operación de WeWork, el gigante de alquiler de oficinas compartidas, que tuvo que posponer su cotización en el Nasdaq y su entonces máximo directivo, Adam Neumann, fue destituido.

Airbnb fue fundada por Brian Chesky y Joe Gebbia, quienes comenzaron alquilando colchones inflables en su departamento para una convención en San Francisco a fines del 2007. Como en una de esas historias de película de éxito empresarial, en solo dos años crearon una plataforma de internet para el alquiler de viviendas y habitaciones ahora conocida a nivel mundial. La empresa tiene presencia en 89 países y forma parte del ilustre grupo de las denominadas unicornio o firmas con facturación superior al millón de dólares. Y ese indudable éxito se ha producido pese a la negativa de muchas capitales a acoger su actividad, por ser una competencia real a fórmulas turísticas tradicionales como los hoteles. La acusación principal es que el alquiler turístico de las viviendas condena el centro de las ciudades a la especulación inmobiliaria y al éxodo de los ciudadanos locales hacia otras zonas.

Pese a esos obstáculos administrativos, legales y de opinión pública, lo cierto es que Airbnb ha conseguido el beneplácito y la confianza de los consumidores. Incluso podría pensarse que el aislamiento necesario que causa la amenaza de pandemia es más fácil de lograr en la privacidad de una vivienda de alquiler que en un hotel, por lo que Airbnb puede tener todavía un largo recorrido en el disputado mercado turístico. Además la firma mantiene su halo especial que hace que, como otras firmas tecnológicas, sean capaces de atraer la confianza de los inversores.

Este mismo año, otras empresas tecnológicas han tenido éxito en la búsqueda de financiación en el 'parquet'. Pershing Square Tontine Holdings, fundada por el gurú inversor Bill Ackman, generó unos 4.000 millones de dólares cuando empezó a cotizar a mitad de julio, más que ninguna otra firma emergente hasta el momento.