Contra pronóstico, la economía alemana consiguió esquivar la recesión en el tercer trimestre de este año: el producto interior bruto (PIB) de la locomotora europea aumentó solo un 0,1% entre julio y septiembre pasados, cuando todo apuntaba -incluidas las previsiones del Bundesbank- a que caería nuevamente en cifras negativas, como en el segundo trimestre del presente año (-0,2%), lo que habría supuesto una entrada técnica en la recesión.

La Oficina Federal de Estadística (Destatis) dio ayer a conocer el dato y corrigió los de los dos primeros trimestres del año: en el primero, el PIB de Alemania creció el 0,5% respecto al último trimestre del 2018 -un punto más de lo anunciado en un primer momento- y cayó un 0,2% en el segundo, un punto más que lo proyectado hace meses .

Los pobres datos de crecimiento evidencian, no obstante, que la mayor economía de la Unión Europea sigue sufriendo las consecuencias de las medidas proteccionistas de grandes mercados como Estados Unidos, la guerra comercial entre Donald Trump y China, y la incertidumbre que genera el irresuelto brexit. Todas estas turbulencias afectan especialmente a Alemania, cuyas exportaciones suponen casi la mitad de su PIB.

Ante el incierto panorama en el tablero global, que afecta especialmente a las ventas de Alemania en el exterior, fue el consumo interno el que tiró de la locomotora económica europea el pasado verano. Según Destatis, «los impulsos positivos vinieron del consumo: el gasto privado creció respecto al segundo trimestre de 2019».

El estado alemán también aumentó sus gastos, un indicador de lo que podría ser la dinámica en los próximos meses o años; como reconoció ayer el ministro de Economía alemán, Peter Altmaier, las perspectivas de crecimiento siguen siendo malas pese haber evitado la recesión técnica, con lo que Berlín podría estar dispuesto a aumentar el gasto en contra de lo que ha sido su política de disciplinada austeridad presupuestaria desde hace una década.

A pesar de que la mayoría de analistas y economistas no prevén que Alemania vaya a caer en una dura y larga recesión, sí que cuentan con crecimientos bajos e irregulares para los próximos tiempos. En esa misma dirección apunta la caída de la inversión en equipos durante el tercer trimestre de este año, prueba de que las expectativas de las empresas alemanas son más bien moderadas por no decir pesimistas, como han venido apuntado diversos indicadores de institutos económicos desde inicios del 2019.

CLAREA EL HORIZONTE / Esta misma semana, uno de esos indicadores, el de las expectativas de expertos financieros consultados por el Centro para la Investigación Económica Europea (ZEW), creció más de 20 puntos, algo que sorprendió a los analistas y que podría apuntar a que clarea en el nublado horizonte de la economía. «La dinámica negativa está cesando en la industria», asegura Stefan Kooths, del Instituto para la Economía Global de Kiel (IfW).

Tras los datos del tercer trimestre, ahora falta saber con qué cifra cerrará la economía alemana el año. El Gobierno federal y destacados institutos económicos auguran un crecimiento de medio punto, mucho menor que en el 2018, cuando el PIB creció el 1,5% respecto al año anterior. Todo dependerá de la coyuntura global y de la capacidad de recuperación de industrias alemanas como la del automóvil, muy golpeada por los escándalos y por un modelo de negocio con problemas.