El Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) consideran que «existe un alto riesgo de pérdida o fraude» en las últimas ofertas de inversión basadas en monedas virtuales. Los reguladores advierten de que ninguna emisión de criptomonedas «ha sido registrada, autorizada o verificada por ningún organismo supervisor», por lo que no se benefician de ninguna protección relativa a productos bancarios o de inversión. Aprovechando el auge de la cotización internacional de algunas monedas virtuales en el 2017 se han producido muchas ofertas de inversión vinculadas a criptomonedas.

Ambos organismos reconocen que el fenómeno de las monedas virtuales excede su ámbito de actuación y se debe abordar a nivel internacional. Pese a ello reconocen que «es esencial que quien decida comprar este tipo de activos digitales o invertir en productos relacionados con ellos considere todos los riesgos asociados y valore si tiene la información suficiente para entender lo que se le está ofreciendo», han explicado a través de un comunicado. Recuerdan que desde el pasado diciembre la cotización internacional del bitcóin ha llegado a desplomarse más del 65%.

La CNMV y el Banco de España han destacado cinco problemas que rodean a las criptomonedas, empezando por que no están reguladas. Si una persona las compra o mantiene en su poder no se beneficia de las garantías asociadas a los productos financieros regulados. El Banco de España advierte de que «en algunos países se han detectado estafas y esquemas piramidales relacionados con la colocación de nuevas monedas en las que los fondos recaudados se empleaban para fines distintos a los anunciados».

En muchas ocasiones, los distintos actores implicados en la emisión, custodia y comercialización de criptomonedas (plataformas de intercambio, emisores de monedas, proveedores de carteras digitales...) no se encuentran localizados en España, de modo que la resolución de cualquier conflicto podría quedar fuera del ámbito competencial de las autoridades españolas.

Las monedas virtuales carecen de valor intrínseco, convirtiéndose en inversiones altamente especulativas. Asimismo, su fuerte dependencia de tecnologías poco consolidadas no excluye la posibilidad de fallos operativos y amenazas cibernéticas.