Son tiempos difíciles para Aston Martin. Sus ventas llevan varios años cayendo, juntamente con sus ingresos y sus beneficios. El primer trimestre de este año cerró con pérdidas por valor de 133,9 millones de euros respecto a los tres primeros meses de 2019 y su aventura en la bolsa, cotiza en Londres desde 2018, ha sido de todo menos positiva, cayendo más de un 90% desde entonces. Andy Palmer, su consejero delegado, pensó en los mercados con el precedente de Ferrari, que, a diferencia de la firma de Gaydon, no ha parado de crecer desde que cotiza.

Ante este contexto, y con todas sus esperanzas puestas en un solo modelo, el SUV DBX, hace apenas unos días un portavoz de la marca anunció que la compañía estaba "revisando su equipo de dirección" y que iban ha hacer "un anuncio cuando fuera apropiado". Según informaciones adelantadas por la agencia Bloomberg, Reuters y el medio económico británico Financial Times, esta revisión culminará con el despido de Andy Palmer como CEO y con el nombramiento de Tobias Moers, CEO de Mercedes-AMG, con la que Aston Martin mantiene una gran relación, como su sustituto. Según todas las informaciones, el comunicado oficial podría llegar este mismo martes.

Palmer pondrá fin así a una trayectoria de seis años en la marca de coches favorita de James Bond, a la que llegó directamente como directivo tras pasar 25 años en Nissan. Palmer ha tenido que lidiar con una compañía que ha perdido peso en el mercado, que tiene muchas dificultades para entrar en China y que ha tenido problemas constantes de sobre-stock en sus tiendas. En consecuencia, no ha parado de perder dinero desde 2018.

LA LLEGADA DE LAWRENCE STROLL

Daimler, matriz de Mercedes-AMG, posee un 5% de Aston Martin, marca con la que la división deportiva de la compañía alemana ha colaborado estrechamente durante los últimos años. Algunos de los vehículos de la firma británica, como el Vantage y el DB11 V8 montan motores producidos en Affalterbach, por lo que no es casualidad que Moers haya sido el elegido.

Además, la decisión de revisar la dirección de Aston Martin llega apenas dos meses después de la entrada del multimillonario Lawrence Stroll a su accionariado, pagando 216,28 millones de euros por un 16,7% de la compañía, cifra que crecerá hasta los 380 más adelante. Stroll fue el elegido para liderar una ampliación de capital de más de 600 millones de euros para atajar la deuda de la marca, en constante crecimiento, por encima de inversores de renombre como el Grupo Geely (Volvo, Polestar...). Con esta inversión, el canadiense pasó a ser presidente ejecutivo de Aston Martin y una de sus primeras acciones fue confirmar que su marca dejará de patrocinar a Red Bull en la Fórmula 1 en 2021 para transformar su actual equipo, Racing Point, en el Aston Martin F1 Team.

LA JUGADA DEL DBX

El DBX fue el proyecto que terminó de quemar a Palmer. Es la última baza de Aston Martin para recuperarse en un mercado muy competitivo, intentando repetir el éxito de firmas como Lamborghini o Maserati, que han visto como sus ventas se disparaban al lanzar un SUV al mercado. La marca ha gastado mucho dinero en su desarrollo y en el inicio de su producción y parte de los 600 millones de euros irán destinados a cubrir más costes derivados de su lanzamiento.

Según el mismo Palmer, sin embargo, ni el coronavirus ha detenido el incremento de pedidos del todocamino, que empezará a entregarse este verano y recibirá variantes en 2021.