Los tipos de interés cero y negativos aprobados por el Banco Central Europeo (BCE) para impulsar la economía afectan a todos los bancos de la eurozona. Pero no por igual: aquellos que dependen más del negocio bancario básico, tomar dinero en depósito y prestarlo, se ven más perjudicados. Ese es precisamente el caso de las entidades españolas, como les advirtió hace un mes la vicepresidenta del Mecanismo Único de Supervisión, Sabine Lautenschläger, a un grupo de altos directivos a puerta cerrada en Madrid.

Los bancos obtienen sus ingresos básicos de la diferencia entre el interés que pagan por los depósitos y el que cobran por los créditos (margen de intereses). Con el precio oficial del dinero en mínimos históricos, ambos tipos están cayendo, pero el problema para las entidades es que mientras los depósitos ya casi no pueden bajar más, los préstamos tienen todavía margen de reducción.

La ejecutiva del BCE advirtió a los banqueros de que el sector español, pese a su rentabilidad y eficiencia mayor que la media, es el sexto de los 18 de la Unión Bancaria más dependiente del margen de intereses, y por tanto más vulnerable a los tipos bajos. Les aporta el 67% de sus ingresos, mientras que un 22% proviene de las comisiones y un 10% de las actividades en los mercados financieros. La media es 56%, 28% y 16%, y países como Alemania, Italia y Francia presentan registros mejores.

PEORES PERSPECTIVAS

La debilidad que ello supone para la banca española ha quedado patente en la reciente rebaja que Moody’s ha realizado de su previsión sobre la evolución del sector de positiva a estable. “El escenario de bajos tipos de interés, que hasta ahora ha apoyado el crecimiento económico y reducido la carga financiera del altamente endeudado sector privado, se está convirtiendo cada vez más en una carga para los prestamistas al presionar su margen de interés, que es la principal fuente de resultados de los bancos españoles, representando más del 50% de su beneficio operativo en el 2015. La negativa presión en el margen de interés se ve exacerbada por el reducido nivel de actividad bancaria, ya que el sistema sigue desendeudándose”, apuntó.

Su rentabilidad, estima, no mejorará significativamente en 18 meses: “La presión en el margen de interés supera ampliamente la bajada del coste del crédito en los bancos españoles: las provisiones para las pérdidas de los créditos bajaron un 26% en el 2015 en comparación con el 2014, una tendencia que esperamos que continúe”.

En su último boletín económico, el Banco de España también reconocía el problema: “Los efectos potencialmente negativos sobre la cuenta de resultados de las entidades tenderán a ser más importantes en aquellos casos en los que predomine la financiación minorista y en los que la remuneración de los activos se actualice rápidamente, bien porque el grueso de los préstamos sea a corto plazo o porque esté referenciada a los tipos de interés de mercado a corto plazo. En este sentido, cabría esperar que estos efectos fueran en España comparativamente más elevados que en el conjunto de la Unión Monetaria, ya que tanto el peso de la financiación minorista como la proporción de préstamos a tipo variable son mayores en nuestro país que en el promedio del área del euro”.

CONSECUENCIAS Y RECETAS

El organismo alertaba de los efectos negativos que podría tener esta situación si se prolonga en el tiempo. Por una parte, dificultaría la capacidad de los bancos de generar capital, lo que daría lugar a un“endurecimiento de la oferta crediticia”. Y además, las entidades podrían limitar el grado en el que trasladan las rebajas de tipos oficiales al coste de sus préstamos para frenar la caída de sus ingresos. Es decir, que la política monetaria ultraexpansiva del BCE podría llegar a provocar justo el efecto contrario al que pretende: menos crédito y más caro.

Para evitarlo, el BCE presiona a los bancos españoles para que tomen medidas. “Su reto y su trabajo es cambiar el modelo de negocio para ser menos dependientes del margen de intereses, aumentando las comisiones y otras fuentes de ingresos. También es importante la eficiencia, los canales de venta (digitalización) y recortar costes”, apuntó Lautenschläger en una reciente entrevista en ‘Expansión’.