La ampliación del programa de compra de activos (deuda) contra la pandemia (PEPP, en sus siglas en inglés) del Banco Central Europeo (BCE), hasta los 1,35 billones de euros ha tenido un efecto claro en el coste que representa para los países miembros financiar su endeudamiento como consecuencia de la crisis sanitaria. Y España es uno de los estados que se han visto más beneficiados por esa política al mantener bajo control el coste de su financiación. «El PEPP ya ha demostrado ser una herramienta efectiva de política monetaria al apoyar la estabilización de los mercados y revertir las dinámicas adversas de las condiciones financieras», explicó ayer el economista jefe del BCE, Philip Lane.

Su comentario ilustra que tras conocerse la decisión de ampliar el programa en 600.000 millones, la prima de riesgo ofrecida a los inversores en bonos españoles con vencimiento a 10 años frente a los alemanes, bajó de 90 puntos básicos, con una caída de casi el 10%. Ayer se situó en los 83 puntos básicos. Se trata de un descenso significativo si consideramos que en mayo esa referencia -indicador del riesgo de impago para los mercados- estaba situada en torno a los 140 puntos básicos. Pero la ampliación del PEPP ha reforzado de forma generalizada la confianza en la deuda periférica, con una caída de las primas de riesgo de 30 puntos básicos en Grecia, 20 en Italia y 15 en España, prácticamente en una sola jornada.

Casi 60 puntos básicos representan un alivio extraordinario para las arcas públicas. Sobre un volumen de deuda total de 1,2 billones de euros que es la que el Estado tiene en estos momentos, cada 10 puntos básicos suponen un coste de 1.200 millones, luego la caída registrada desde mayo supondría un coste de financiación de 7.200 millones. Es el cálculo más sencillo del efecto de las medidas, pero hay que considerar que ni toda la deuda emitida es a 10 años, ni su coste es igual, «por lo que se trata de un cifra orientativa», apuntan fuentes financieras.

MAYOR MARGEN / El Ministerio de Economía prefiere no dar el cálculo, pero reconoce que las medidas permiten amortiguar el mayor margen de endeudamiento de las economías, como consecuencia de la crisis sanitaria. El Tesoro español, que tenía una previsión de endeudamiento de 30.000 millones, ha incrementado esa cifra a 130.000 millones este año, pero a pesar de la subida ha conseguido mantener el coste financiero en el 0,3% en las últimas emisiones -«igual que el año pasado», señalaron fuentes consultadas- y un coste total de la deuda del 2%.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, destacó en una entrevista con Bloomberg, tras la reunión del consejo de gobierno del BCE, que el organismo «seguirá ejerciendo la flexibilidad total del programa sin considerar la clave de capital (según la participación de los bancos centrales de los estados en el capital del BCE) como una restricción». Pese a ello, Alemania es el país del que el BCE ha comprado más deuda entre abril y mayo (46.749 millones). España, con 22.392 millones, es el cuarto país, por detrás de Italia (37.365 millones) y Francia (23.575 millones).

Los mercados mantuvieron ayer la buena acogida brindada a la medida, pero algunos analistas mantienen ciertas dudas. «Creemos que algunos detalles podrían haberse entregado mejor. Primero, extender hasta junio del 2021 y agregar solo 600.000 millones requerirá un ritmo de compras más bajo que el necesitado recientemente u otra decisión pronto. En segundo lugar, las reinversiones del PEPP no son consistentes con el largo periodo de absorción que necesita el choque del covid-19», afirmó el departamento de análisis de Bank of America.

EURíBOR SIGUE al ALZA / La actual situación económica también se ha dejado notar en la evolución del índice euríbor. Ese indicador, que no cuenta con el dopaje, del BCE sigue mostrando las tensiones en los mercados financieros. La principal referencia para los préstamos hipotecarios concedidos por los bancos subió en mayo hasta el -0,081% y la media de este mes es de -0,107%.