El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, abogó ayer por diseñar cuanto antes un plan creíble y a medio y largo plazo de reducción del déficit y la deuda pública española, pero empezar a aplicarlo «solo cuando la economía recupere una senda de crecimiento sólido». Además, recomendó «extender y adaptar» actuales mecanismos de apoyo a empresas y trabajadores.

Durante la última jornada de comparecencias en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica, en el Congreso de los Diputados, Hernández de Cos advirtió contra los riesgos que tendría una retirada «prematura, anticipada o temprana» de los estímulos, pero subrayó la conveniencia de adaptarlos a las nuevas circunstancias. En particular, se mostró a favor de «prolongar los ERTE» con ayuda pública, de dotar a las empresas de «mecanismos de flexibilidad» ante potenciales ajustes y de prorrogar los créditos ICO ( avalados por el Estado) a favor, sobre todo, de pymes «con perspectivas sólidas de viabilidad», subrayó.

Desde el punto de vista del gobernador, la economía española encara la necesidad de acometer un agenda de reformas a corto y medio plazo «ambiciosa, urgente, integral, permanente y evaluable» en el tiempo. «La inacción juega en nuestra contra», dijo, para subrayar la urgencia. «Las líneas maestras de esa agenda deberían gozar de un alto grado de consenso político y social», para varias legislaturas, añadió.

CONSOLIDACIÓN FISCAL / Para la reducción a medio plazo del déficit y de un nivel de deuda pública que podrá situarse entre el 115% y el 120% del PIB (lejos del objetivo europeo del 60%), Cos sugirió retomar como guía la senda de una reducción anual del déficit estructural del 0,5% del PIB a partir del momento en que se consolide la recuperación. «Es factible, siempre y cuando se diseñe un programa adecuado» de objetivos, plazos y consenso, apuntó.

Desde su punto de vista, los trabajos de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) deberían constituir la base para depurar las políticas de gasto sin eficacia probada, a través de sus informes de calidad del gasto (spending review). Por el lado de los impuestos, estos informes deberían ayudar a aligerar el abultado paquete de bonificaciones fiscales.

De Cos pidió que las medidas que se implementen no endurezcan el crédito, toda vez que la pandemia provocará un deterioro de los balances de las entidades financieras y un aumento de la morosidad que presionará aún más la rentabilidad del sector.

Tal como ya apuntó el Banco de España en la última actualización de sus previsiones, después de una caída del PIB español del 5,2% en el primer trimestre, se prevé un desplome de entre el 16% y el 22% en el segundo. Para el conjunto del año, las perspectivas del organismo apuntan a un descenso del PIB de entre el 9% y el 15% en función, sobre todo, de que se produzcan posibles rebrotes del virus.

MEDIDAS A CORTO PLAZO / En este contexto, De Cos reclamó medidas de apoyo a la recuperación en el corto plazo. Y, a medio y largo plazo, abogó por acometer una «ambiciosa» agenda de reformas para aumentar el crecimiento potencial de la economía española, adaptada ahora a los cambios estructurales precipitados por la pandemia, como el teletrabajo.

En este bloque situó el impulso a la investigación y la reforma de la educación, pero también cambios en el mercado laboral y en el sistema de pensiones, así como «una política migratoria adaptada a las necesidades del mercado de trabajo», comentó.

En materia de pensiones, abogó por determinar «el nivel de prestaciones que queremos tener» y, a partir de ahí, movilizar recursos. Además, el gobernador subrayó la conveniencia de mecanismos que permitan ajustar la creciente esperanza de vida de las personas «a la cuantía de las prestaciones o la edad de jubilación» (acortado aquella o alargando esta).

DESPIDOS / Para corregir la elevada temporalidad del empleo, Hernández de Cos juzgó conveniente un sistema de indemnizaciones por despido con costes crecientes en función de la duración del contrato (en línea con el modelo del contrato único), así como la llamada mochila austriaca donde cada trabajador pueda ir acumulando por anticipado una parte de los costes de despido, en un fondo.