La política monetaria ya no puede seguir siendo el motor principal del crecimiento económico si se quiere que la economía mundial pueda crecer de forma sostenible. Es una de las conclusiones del informe anual del Banco de Pagos Internacionales (BPI), que agrupa a los 60 principales bancos centrales del mundo.

A juicio de las autoridades monetarias, para mantener el crecimiento tras una década de políticas monetarias extraordinarias para salir de la crisis es indispensable el concurso de otras políticas económicas y «un mejor equilibrio entre política monetaria, reformas estructurales, política fiscal y medidas macroprudenciales. Esto permitiría a la economía global alejarse del modelo de crecimiento basado en el endeudamiento, que pone en peligro la estabilidad futura».

Este es un llamamiento a la actuación por parte de los gobiernos a través de las políticas fiscales y las reformas estructurales. «La navegación hacia cielos más despejados requiere conjugar la velocidad y la estabilidad, así como conservar algo de combustible que permita hacer frente a posibles vientos en contra», según el director general del BPI, Agustín Carstens. «Para trazar un plan de vuelo sostenible es imprescindible utilizar toda la potencia de los cuatro motores de la política económica, en lugar de recurrir a turbocompresores de corta duración», agrega.

IMPULSAR EL CRECIMIENTO / Según Carstens, «las reformas estructurales son vitales. Pese a la dificultad que entraña en términos políticos, es esencial reactivar los esfuerzos, ahora abandonados, para poner en práctica reformas estructurales concebidas para impulsar el crecimiento. Hoy en día, resultan especialmente importantes las políticas encaminadas a adaptar las economías a los rápidos cambios tecnológicos y otros cambios estructurales. La respuesta regulatoria a las incursiones de las big tech es un ejemplo».

El aviso se produce pocos días después de que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, advirtiera de que estaba dispuesto a emplear todo su arsenal, desde la bajada de los tipos de interés, que en la actualmente están en torno al 0%, lo que supondría entrar en el terreno negativo; hasta la compra de deuda, que dejó de llevar a cabo en diciembre pasado.

En el informe, el BPI señala que, pese al bache sufrido por el crecimiento mundial el pasado año, la resiliencia del sector servicios y la fortaleza de los mercados laborales pueden sustentar el crecimiento en el corto plazo. La mejora del empleo y los sólidos ascensos salariales han favorecido al consumo, afirma el estudio de la entidad. Sin embargo, continúan existiendo riesgos considerables, entre los que se incluyen las tensiones comerciales y el aumento de la deuda, en particular en el sector empresarial de determinadas economías. Los riesgos de las grandes tecnológicas se analizan a lo largo de un capítulo completo del informe anual, que se dio a conocer hace una semana.