La economía global se encuentra en plena transformación hacia la descarbonización. Una realidad de la que nadie es ajena y de la cual el sector público es el líder mientras el sector privado -bancos y empresas- debe hacerla rentable, según el profesor de finanzas sostenibles de la London School of Economics, Nick Robins.

Así, los bancos, en su rol de palanca de la economía, son los encargados de redirigir el capital hacia una economía limpia a través de instrumentos financieros como hipotecas verdes, bonos verdes, pensiones eficientes, etc. «Necesitamos más inversión en verde, pero también menos en fósiles. No se trata de inyección de capitales en el mercado sino de apartar aquellas inversiones que no serán rentables a medio o largo plazo», explica Helena Viñes de BNP Paribas, .

Y, a su vez, tienen por delante el reto de ser capaces de diagnosticar los efectos medioambientales en el riesgo financiero. La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, reconocía el martes en una ponencia sobre finanzas sostenibles que los riesgos climáticos inciden directamente en la valoración de los activos en los balances bancarios. En consecuencia, las instituciones deben promover modelos de riesgo que contemplen retos presentes y del futuro, como el cambio climático, y pruebas de resistencia en diversos y múltiples escenarios.