El mercado lo daba por descontado, pero Bankia por fin lo confirmó ayer. Después de varios meses evitándolo, reconoció que no ganará el año que viene los 1.300 millones de euros previstos en su plan estratégico 2018-2020. El consenso de los analistas, de hecho, estima una cifra un 43% inferior: 737 millones. Su consejero delegado, José Sevilla, argumentó que los tipos de interés negativos y el nuevo recorte que prepara el Banco Central Europeo (BCE) han echado por tierra las estimaciones. Cuando las realizó en el 2017, el mercado esperaba que el euribor estuviera en el 0,73% de media en el 2020 y ahora lo calcula en entre el -0,2% y el -0,3%.

El problema de Bankia es la composición de su balance, sin negocio internacional y con un 80% del mismo que se revisa con interés variable, y por tanto más amplia y directamente expuesto a la política del BCE. La entidad nacionalizada, así, ganó 400 millones de euros en el primer semestre, un 22,3% menos, por el efecto de los tipos negativos en el rendimiento del crédito y la menor aportación de la venta de carteras de deuda pública.

Sevilla, en cambio, reiteró que el banco prevé repartir 2.500 millones a sus accionistas entre el 2018 y el 2020, parte de ello mediante la distribución del exceso de capital por encima del nivel del 12% (está en el 12,91%). La razón de que haya mantenido la previsión pese al menor beneficio es que Bankia se dejó margen para cumplir el dividendo prometido aunque su cuenta evolucionase peor de lo que esperaba.

El ejecutivo adelantó también que el banco analizará en noviembre, cuando elaboré los presupuestos del 2020, qué «nuevas medidas» adoptará para afrontar los tipos negativos. No quiso precisarlas, pero reconoció que la «gestión de los gastos operativos es la principal palanca», con lo que podrían intuirse nuevos ajustes de plantilla y oficinas.