El anuncio del Banco Central Europeo (BCE) de que podría colocar los tipos de referencia en negativo por primera vez amenaza con alargar la travesía del desierto de la banca, a la que un precio del dinero bajo disminuye los ingresos que recibe por los créditos. Pese a ello, los presidentes de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, y CaixaBank, Jordi Gual, descartaron ayer variar los objetivos principales de sus planes estratégicos. Los dos banqueros sostuvieron que la extraordinaria situación de la política monetaria no debería prolongarse en exceso.

En un curso de la APIE y el BBVA, Goirigolzarri confirmó el objetivo de pagar 2.500 millones a sus accionistas entre el 2018 y el 2020, de los que el Estado recibirá el 61%. En esta línea, pidió a las autoridades bancarias que «fijen las reglas» de capital de forma definitiva para que su entidad pueda repartir su exceso de solvencia por encima del nivel del 12% a sus propietarios, una de las dos vías con que prevé devolver ayudas además de con los dividendos. El ejecutivo, eso sí, admitió por primera vez que el banco podría reducir el objetivo de beneficio de 1.300 millones en el 2020 que había anunciado, pero recordó que puede cumplir su meta de pago a los accionistas pese a ello.

En el mismo foro, Gual también confirmó que CaixaBank no modificará su plan y aseguró que la entidad «ha demostrado en los últimos años su enorme capacidad de resistir los tipos bajos» gracias a la diversidad de sus negocios. El banquero catalán, empero, defendió que «los tipos negativos son una situación anómala que no debería prolongarse más en el tiempo» y por ello pidió que su posible prolongación sea «puntual».

depósitos / El problema de los tipos bajos para la banca es que reduce sus ingresos por el crédito, pero al mismo tiempo «sería impensable» (dijo Goirigolzarri) que el sector traslade a sus clientes minoristas el dinero que le cuesta que el BCE les guarde el dinero (el 0,4%). Los dos banqueros, así, rechazaron la posibilidad de trasladar los tipos negativos a sus clientes particulares, es decir, que no les cobrarán por los depósitos.

«Los tipos bajos nos gustan, pero no los tipos negativos», mantuvo Goirigolzarri tras recordar que el euribor lleva desde el 2016 por debajo del 0% y pese a que el Banco de España y el BCE sostienen que tienen un efecto neutro para el sector. Gual admitió que tienen efectos negativos para la banca (menos ingresos) y positivos (fomentan el crecimiento y el empleo, lo que reduce la morosidad). «No sé qué efecto va a dominar», apuntó tras advertir que también pueden provocar problemas a las entidades más pequeñas para emitir capital.