Segundo año de la travesía del desierto en resultados que auguró Bankia hace un par de ejercicios. El banco ganó 505 millones de euros en el 2017, un 37,3% menos, por el coste puntual de 312 millones para absorber el también público BMN. Sin este efecto, el beneficio hubiera sido de 816 millones, apenas un 1,5% superior al del 2016 pese a la mejora de la economía de más del 3%. Los inversores penalizaron las cifras con una caída de la acción del 4,31% en bolsa.

Los tipos de interés cero del Banco Central Europeo (BCE) le han pasado factura. Los ingresos cayeron el 8,4% por el menor rendimiento del crédito y de la aportación de los bonos recibidos de la Sareb, que la entidad no pudo compensar con un aumento del saldo de préstamos (cayó el 2%).

El resultado ordinario se salvó por dos partidas que tienen un recorrido limitado: la venta de carteras de deuda pública (52% de mayor aportación) y por las menores provisiones para créditos (7,4%) y, sobre todo, activos inmobiliarios adjudicados (65%). Pese a todo ello, Bankia decidió mantener el dividendo de 0,11024 euros por acción, con lo que el porcentaje del beneficio que destina a retribuir al accionista se disparó al 67% gracias a su fortaleza de capital.