El BBVA ganó 3.512 millones de euros el año pasado, un 35% menos que en el 2018. El descenso se debió principalmente a que la entidad tuvo que aflorar unas pérdidas de 1.318 millones en el cuarto trimestre por el deterioro del valor de su filial en Estados Unidos, mientras que en el año precedente obtuvo unas plusvalías extraordinarias de 633 millones por la venta de su banco en Chile. El grupo ha destacado que, sin estos efectos, el resultado ordinario hubiera sido de 4.830 millones, un 2,7% más y el beneficio sin impactos extraordinarios más elevado desde el 2009.

La entidad presidida por Carlos Torres Vila ha anunciado este viernes que tiene previsto pagar un dividendo en efectivo de 0,16 euros por acción en abril, la misma cantidad del año anterior. En octubre pagó 0,10 euros por títulos, con lo que la remuneración total a los accionistas con cargo a los resultados del 2019 se situará en 0,26 euros por acción, la misma cuantía que el correspondiente al ejercicio anterior.

El banco obtuvo unos ingresos basicos por el crédito menos el coste de los depósitos de 18.202 millones el año pasado, el 3,5% menos. Tanto las comisiones (5.033 millones, un 3,2% más) como las operaciones con carteras de deuda (1.383 millones, el 13,1% más) compensaron los 77 millones de pérdidas por la hiperinflación de Argentina y la mayor aportación al Fondo Único de Resolución europeo y el Fondo de Garantía de Depósitos español, con lo que los ingresos totales del negocio se situaron en 24.542 millones, el 3,3% menos.

Los costes aumentaron menos (un 1,7%, hasta los 11.902 millones), con lo que el margen neto ascendió a 12.639 millones, el 4,9% más. El incremento de las provisiones para afrontar pérdidas y el saneamiento del fondo de comercio de Estados Unidos por la evolución de los tipos en este país y la ralentización de su economía explican el descenso final del beneficio.