El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves mantener sus tipos de interés en el mínimo histórico para seguir estimulando la inflación en la economía de la zona euro.

Tal como esperaban todos los analistas, el precio oficial del dinero al que el BCE presta dinero semanal a los bancos se mantiene en el 0%, al tiempo que el tipo de interés aplicable a la facilidad marginal de crédito se queda en el 0,25% y el de la facilidad de depósito permanece en negativo, en el -0,4%. Este último es el que se aplica a los depósitos que las entidades financieras guardan en el banco central.

"El Consejo de Gobierno sigue esperando que los tipos de interés oficiales del BCE se mantengan en los niveles actuales, o en niveles inferiores, durante un período prolongado que superará con creces el horizonte de sus compras netas de activo", se afirma en el comunicado emitido por el banco central.

En relación con las medidas de política monetaria no convencionales, el Consejo de Gobierno confirma que seguirá comprando deuda pública y privada al nuevo ritmo mensual de 60.000 millones de euros (el ritmo anterior era de 80.000 millones al mes) hasta el final de diciembre de 2017 "o hasta una fecha posterior si fuera necesario y, en todo caso, hasta que el Consejo de Gobierno observe un ajuste sostenido de la senda de inflación que sea compatible con su objetivo de inflación", en torno al 2%. En todo caso, el BCE insiste en su mensaje de que "si las perspectivas fueran menos favorables, o si las condiciones financieras fueran incompatibles con el progreso del ajuste sostenido de la senda de inflación, el Consejo de Gobierno prevé ampliar el volumen y/o la duración de este programa", según el comunicado emitido este jueves.

FIRMEZA DE DRAGHI

El presidente del BCE, el italiano Mario Draghi, comparecerá en rueda de prensa para dar explicaciones sobre las decisiones de política monetaria acordadas este jueves por el consejo de gobierno del banco central, en Francfort, pero los analistas tampoco esperan sorpresas respecto de los mensajes emitidos por el banquero.

"Antes de alterar los componentes de nuestra política monetaria -tipos de interés, compras de activos y la guía sobre la actuación en el futuro-, necesitamos crear suficiente confianza en que la inflación convergerá a nuestro objetivo a medio plazo y que se mantendrá ahí, incluso, con menos apoyo de las condiciones de política monetaria", dijo Draghi el pasado 6 de abril en una conferencia pronunciada en Francfort.

La inflación de la zona euro bajó en marzo hasta el 1,5% (desde el 2% de febrero) y la última previsión del BCE es que se situará en el 1,7% en el conjunto de este año y en 1,6% en el 2018, ligeramente por debajo del objetivo del 2% que orienta la política monetaria de la zona euro.

ELECCIONES EN FRANCIA

Con este panorama, Draghi podrá argumentar que la aún débil inflación, la moderación de los salarios y la incertidumbre sobre las perspectivas económicas siguen aconsejando no iniciar aún un cambio en la política monetaria que pudiera arruinar los años recientes de trabajo del BCE en apoyo de la economía europea.

En todo caso, lo que sí podrá hacer Draghi es reconocer un balance más favorable de los riesgos sobre el crecimiento, sobre todo, después de la reciente victoria de Emmanuel Macron en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia y de la reciente mejora en las perspectivas económicas del Fondo Monetario Internacional. En todo caso, los analistas coinciden en subrayar que Draghi evitará cualquier movimiento arriesgado antes de ver confirmada en las urnas la posible victoria definitiva de Macron sobre la candidataMarine Le Pen el próximo 7 de mayo que avanzan la mayor parte de las encuestas.

EN ESPERA DE JUNIO Y SEPTIEMBRE

Buena parte de los analistas coincide en avanzar que en la reunión del 8 junio el BCE podría inaugurar un primer cambio de lenguaje, antes de acometer en septiembre un primer cambio en las medidas. Este podría adoptar la forma de un menor volumen de compras mensuales de deuda pública y privada en los mercados, acompañado, tal vez, de un alargamiento en el tiempo de aplicación de esta medida. Respecto a los tipos de interés, en mínimos históricos, no se esperan cambios hasta más adelante.

Analistas de la entidad financiera Nordea, por ejemplo, apuestan por que en la reunión del próximo mes de septiembre el BCE quizás anuncie una nueva extensión de la vigencia de sus compras de activos más allá de 2017, así como una reducción de las mismas, desde los 60.000 millones de euros al mes actuales hasta 30.000 o 40.000, dejando para mediados de 2018 el posible final de este programa de compras y para el primer trimestre de 2019 la primera subida del tipo de depósito y el comienzo de una gradual normalización de la política monetaria.