El beneficio del Banco Santander se redujo el 35% en los nueve primeros meses del año, hasta los 3.732 millones. Fue sobre todo como consecuencia de los ajustes, por importe de 2.448 millones, que tuvo que hacer el grupo por el brexit, «para adaptar el valor de la franquicia a las perspectivas de un menor beneficio a medio y largo plazo», explicó ayer el consejero delegado de la entidad bancaria, José Antonio Álvarez.

Al ajuste del fondo de comercio del Reino Unido, anunciado el 24 de septiembre (1.491 millones), se suma una provisión adicional por los seguros de protección de pagos (PPI) en el país (103 millones) y otros cargos (40 millones). A esto hay que sumar también cargos por valor de 814 millones de euros anunciados en el primer semestre, principalmente por costes de reestructuración en España y el Reino Unido.

Según la entidad que preside Ana Botín, si se excluyen todos estos cargos, el beneficio en los primeros nueve meses del año fue de 6.180 millones de euros, un 2% más que en el mismo periodo del 2018, «impulsados por el crecimiento de clientes y de volúmenes de negocio». «Estamos progresando bien hacia los objetivos», señaló Álvarez.