Boeing ha decidido detener temporalmente la fabricación de su polémico modelo 737 Max a partir del próximo mes de enero. Este modelo de avión estuvo implicado en dos accidentes aéreos mortales de gran magnitud. En octubre del 2018 un vuelo de la aerolínea Lion Air se estrelló 12 minutos después del despegue en Indonesia, causando la muerte de sus 189 pasajeros y tripulantes. El pasado 10 de marzo, un vuelo de la Aerolínea de Etiopía se estrelló seis minutos después del despegue, dejando 157 fallecidos. Inicialmente se habló de un fallo en su software, pero investigaciones posteriores revelaron que había también piezas defectuosas en unos 300 aparatos.

La crisis ha sumergido a Boeing en una crisis sin precedentes, sobre todo después de que la Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) no permite volar al 737 Max al menos hasta febrero, a la espera de mejoras en el aparato. Europa les prohibió volar el pasado mes de marzo.

Las accciones de Boeing cayeron un 4,29% en la Bolsa de Nueva York, la peor corporativa en una sesión de récords positivos. La compañía ha asegurado que por el momento no habrá despidos y que los empleados serán reasignados.

Además de la incertidumbre sobre el momento y las condiciones de regreso al servicio y las aprobaciones de capacitación global, la compañía presidida por Dennis Muilenburg ha valorado priorizar la entrega de aeronaves almacenadas, unos 400 aviones, construidos durante el periodo en el que el Max no ha podido volar. Según la FAA, la compañía tiene que cumplir al menos 12 requisitos más para que el regulador apruebe el regreso de los Max, por lo que el proceso podría retrasarse hasta «febrero o marzo», a pesar de que Boeing tenía planeado volver a realizar entregas este mismo diciembre.

Boeing seguirá evaluando las decisiones de producción en base a los tiempos y condiciones de regreso al servicio.