El Banco Central Europeo (BCE) ha sido el gran protagonista en los mercados este jueves, más aún de lo que se preveía. El organismo ha sorprendido a los inversores retrasando el plazo mínimo para comenzar a subir tipos hasta finales de año y aprobando una nueva inyección masiva de liquidez a la banca desde septiembre hasta marzo del 2021. Pese a esta última medida, sus decisiones han caído como un tiro a los bancos, que han caído a plomo. El retraso del encarecimiento del dinero va a seguir penalizando sus maltrechos ingresos más de lo esperado. En cambio, la medida ha disparado la cotización de las empresas más endeudadas, particularmente las energéticas. Detrás de estas iniciativas subyace el alarmante recorte en la previsión de crecimiento de la eurozona del 1,7% al 1,1%. Tampoco ha contribuido el dato de déficit comercial de Estados Unidos, el mayor en 10 años pese a las políticas proteccionistas de Trump.