España logró durante 2015 un crecimiento sólido y robusto, por encima de la media de la Eurozona con un 3,2%, consiguió impulsar la creación de empleo gracias a la moderación salarial, poner en marcha algunas de las reformas pendientes y finalizar la del sector financiero. Todo esto, sin embargo, sigue siendo insuficiente para encarrilar una recuperación que no está garantizada y para poner bajo control unos desequilibrios macroeconómicos que hacen que España siga siendo vulnerable.

“El número de desequilibrios sigue siendo elevado y su naturaleza, magnitud e interrelaciones hacen que España sea todavía vulnerable a las perturbaciones”, avisa la Comisión Europea en el informe anual sobre el estado de la economía española publicado este viernes. Los técnicos comunitarios admiten que aunque ha habido ajustes sigue siendo “problemático” garantizar una senda equilibrada, duradera e integradora del crecimiento porque España no ha salido indemne de la crisis y sus desequilibrio siguen siendo numerosos.

Entre los principales motivos de esa vulnerabilidad: una elevada deuda pública y privada que sigue siendo una carga y deja a la economía española a merced de la fluctuación de los mercados. Entre los problemas sin resolver identificados por Bruselas destaca de nuevo la elevada tasa de paro y un riesgo de exclusión del mercado laboral, especialmente entre los jóvenes y las personas con escasa cualificación, que aumenta los costes sociales. Además, avisa, Bruselas, el paro de larga duración corre el riesgo de convertirse en estructural y aumentar la pobreza y la exclusión social.

El documento, una especie de línea directriz para que el próximo gobierno español elabore el programa de estabilidad y de reformas que debe remitir a Bruselas en el mes de abril, constata que existe el riesgo de que las previsiones de crecimiento publicadas hasta ahora -del 3,2% en 2015 y del 2,8%- estén sobreestimadas y alerta de que los pronósticos podrían verse negativamente afectados por una ralentización más elevada de lo previsto en alguna de las grandes economías emergentes así como por la desaceleración en las reformas durante 2015. El informe no menciona en esta ocasión los riesgos económicos derivados de la falta de gobierno aunque el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, ya ha dejado claro que “independientemente de que haya gobierno” España tendrá que remitir su programa de reformas en el mes de abril.

Aunque el documento no incluye de momento recomendaciones específicas si muestra que los avances para reconducir los desequilibrios siguen siendo escasos y que España se enfrenta a numerosos retos más allá del mercado laboral. "La planeada reforma de los servicios profesionales no se ha adoptado" y "los progresos en el área de las finanzas públicas han sido limitados", reprocha Bruselas en un texto en el que reitera los problemas de España con la productividad y la fragmentación del mercado interno, la caída de la inversión en I+D, la elevada tasa de abandono escolar.