El banco central de Alemania, el Bundesbank, advirtió ayer de que la economía del país puede entrar en recesión técnica en el tercer trimestre del año, debido a las dificultades que atraviesan su industria y sus exportaciones por efecto de las tensiones comerciales y el brexit. La oficina federal de estadística Destatis ya certificó la semana pasada que la economía alemana se contrajo el 0,1% en el segundo trimestre del 2019. Ahora, el Bundesbank, en su informe mensual, advierte de que en el tercer trimestre «la economía podría contraerse de nuevo».

Para muchos analistas, el encadenamiento de dos trimestres consecutivos con caídas en el producto interior bruto (PIB) dan pie a una recesión técnica. Esta es la situación que parece estar esperando a la vuelta de la esquina a la locomotora europea, con riesgo de trasladar el frenazo a todos los vagones de las demás economías que la secundan. A final del 2018, Alemania logró sortear la recesión técnica (tras un tercer trimestre en negativo, logró crecer en el cuarto), pero ahora pinta más difícil.

«La economía doméstica aún está bien. La debilidad está concentrada en la industria y las exportaciones. Las disputas en el comercio internacional y el brexit son importantes razones que lo explican», afirmó ayer el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann.

No obstante, el informe constata que la desaceleración se está trasladando cual mancha de aceite a otros sectores, como la construcción y la hostelería.

Solo el comercio minorista y algunos otros servicios siguen tirando de la economía, según los economistas del banco central. «A la luz de la menor utilización de la capacidad productiva y de las moderadas previsiones para la industria, las empresas probablemente han frenado su inversión en nueva maquinaria y equipamiento», apuntan. El consumo privado tampoco parece estar aumentando en los meses de verano. «Probablemente el consumo público está actuando como el único impulso de la actividad económica», resuelven los expertos del Bundesbank.

El Gobierno alemán no es ajeno a esta preocupación. Tras una década de crecimiento, la recesión acecha y antes de llegar a ese punto el ministro de Finanzas, Olaf Scholz, ya ha sugerido la posibilidad de aplicar un plan de estímulo para evitarla. Alemania tiene capacidad fiscal para contener cualquier crisis económica «con todas las fuerzas», afirmó Scholz este domingo.

EN UNA FASE DIFÍCIL // La semana pasada, la canciller Angela Merkel ya admitió que la economía está «entrando en una fase difícil» y que su Gobierno reaccionará «dependiendo de la situación». «Estamos en una economía débil, pero aún no en recesión. Podemos evitar eso si tomamos las medidas correctas», abundó entonces el ministro de Economía, Peter Altmaier, de la conservadora Unión Demócrata Cristiana.Fuentes oficiales citadas por Reuters y por Bloomberg cifran en 50.000 millones de euros el montante del plan de estímulo que podría estar ultimando el Ejecutivo alemán. «El Gobierno está estudiando incentivos para mejorar la eficiencia energética de los hogares, promover la contratación a corto plazo y aumentar los ingresos a través del bienestar social», apuntan las fuentes citadas por Bloomberg.

Hace años que tanto el Banco Central Europeo ( BCE), como la Comisión Europea (CE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) reclaman del Gobierno alemán un plan de estímulo que contribuya a corregir el superávit exterior que desequilibra la economía germana.

Hasta el momento, el Ejecutivo de Merkel ha hecho caso omiso, pero ahora que el nivel de deuda pública puede quedar reducido al 58% del PIB parece abrirse una ventana. «Si tenemos un nivel de deuda en Alemania por debajo del 60%, podemos contrarrestar una crisis con toda la fuerza», afirmó Scholz. El ministro dijo que la crisis del 2008 ha costado a Alemania 50.000 millones.