Si en la biotecnología existe una cantera de la que luego salen algunos 'cracks', esta podría ser CaixaImpulse. Este programa pionero de la Obra Social y de Caixa Capital Risc, ambas entidades del grupo La Caixa, ha seleccionado en su segunda edición 20 proyectos, de un total de 75 que se presentaron, que aspiran a convertirse en futuras empresas biotecnológicas o a vender su tecnología o avances científicos.

En total se reparten unos dos millones de euros. De esa suma, unos 70.000 por proyecto son recursos a fondo perdido para valorizar y ratificar las hipótesis del avance que los investigadores implicados presentan. El resto se destina a facilitar el acceso al conocimiento en legislación de propiedad intelectual, regulación, captación de capital, consultoría y apoyo. De la edición del año pasado, la primera, cinco proyectos se están constituyendo ya en empresa y otro está a punto de vender su tecnología.

Y es que se trata de "facilitar la transferencia del conocimiento al mercado y de proporcionar una hoja de ruta para desarrollar el posible negocio", explica Carles Trenchs, reponsable de Caixa Capital Risc. Para Caixa Capital Risc, CaixaImpulse es como una especie de banquillo (en términos futbolísticos), del que en el futuro pueden salir compañías en la que participar.

Jordi Portabella, director del Área de Investigación y Conocimiento de la Fundación Bancaria La Caixa, ha enmarcado este programa en la estrategia de potenciar la investigación y el conocimiento, como ya hace la entidad a través de becas a investigadores y centros de investigación.

De las 20 iniciativas que se han presentado, un total de 16 están en Cataluña. Las otras son una de Andalucía, una de Galicia, otra de Navarra y otra de Valencia. Todas ellas se enmarcan en el ámbito de las ciencias de la vida, la medicina y la salud y aportan innovaciones y productos que van desde el tratamiento de la fibrosis quística, el cáncer endometrial, las lesiones de rodilla, la leucemia o las infecciones mutirresistentes,entre otras.

En el proceso de selección se ha priorizado la calidad de la ciencia, el potencial de transferencia de los activos y su impacto en la sociedad. Un equipo de especialistas filtra los proyectos y determina si ve potencial para que se conviertan en una empresa biotecnológica, en ser una tecnología que pueda transferirse a otra industria o, simplemente, si son desechables.