Jaime Caruana, aupado por el Gobierno del PP al cargo de gobernador del Banco de España entre el 2000 y el 2006, ha rechazado este martes cualquier responsabilidad en el origen de la crisis que asoló el país a partir del año 2008. El hoy director del Banco Internacional de Pagos (BIS) de Basilea ha apuntado, en cambio, a los "gestores y órganos de control" de los bancos que tuvieron que ser rescatados. "La tolerancia al riesgo de los gestores no puede ser sustituida por el supervisor", se ha defendido.

Durante su comparecencia ante la comisión de investigación de la crisis bancaria en el Congreso, ha asegurado que cuando dejó el cargo, la economía española "no tenía un camino predeterminado, tenía margen de maniobra". El mensaje de Caruana, alto cargo con Rodrigo Rato tanto en el Ministerio de Economía como en el Fondo Monetario Internacional (FMI), ha sonado como una puya en toda regla al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, que le sustituyó por Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

El exgobernador, conocedor de puntos flacos de su gestión como la pasividad ante el brutal crecimiento del crédito, ha iniciado su intervención defendiendo la necesidad de evaluar las decisiones tomadas tratando de recordar las circunstancias y la información que había cuando se tomaron. "Hay que evitar el sesgo retrospectivo. A posteriori todo se ve más claro", ha sostenido adelantándose a las críticas que iba a recibir de los grupos parlamentarios.

EL BANCO ACTUÓ

Caruana ha mantenido, así, que el Banco de España bajó su mandato "avisó reiteradamente tanto a través de su actividad supervisora como de sus informes y las intervenciones públicas de sus directivos" sobre el riesgo que suponía el fuerte crecimiento del crédito. Solo en 2005, ha recordado, se enviaron 110 escritos con "advertencias" a las entidades, y en un documento del 2003 ya señaló la "sobrevaloración" de los activos inmobiliarios de entre el 8% y el 20%.

También ha resaltado que la institución tomó "medidas novedosas" no adoptadas en otros países, como las provisiones genéricas para afrontar futuras pérdidas no ligadas al riesgo potencial de créditos concretos. Estas, ha asegurado, fueron criticadas en su momento, pero aunque "no fueron suficientes, ayudaron junto a la supervisión a moderar los efectos de la crisis". Así, ha señalado, las entidades contaban al inicio de la crisis con 26.400 millones de provisiones en el 2006, de los que la mayoría (23.100 millones) eran genéricas.

El actual gobernador, Luis María Linde, aseguró en el mismo foro hace unos días que el Banco de España podría haber adoptado más medidas para pinchar el crédito en la época de Caruana. Pero este ha alegado que faltaban herramientas "macroprudenciales" para tomar estas iniciativas y ha recordado que, en el 2006, el FMI certificó que la banca española era "altamente competitiva" y estaba "bien regulada y supervisada".