El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el viceprimer de China, Liu He, firmaron el miércoles la primera fase del acuerdo entre ambos países con el que poner fin a la guerra comercial iniciada en marzo de 2018. Un primer paso "muy importante" que ahora toca materializar con "acciones concretas" pero ante el cual el gobierno de Xi Jinping es cauteloso. "Resolver los problemas comerciales entre China y Estados Unidos será un proceso largo, complejo y poco fácil que requerirá repetidas negociaciones", advirtió este jueves el encargado de Negocios de la Embajada de China en España, Yao Fei.

Con este pacto, que consta de nueve capítulos, China se compromete a comprar en los próximos dos años productos estadounidenses por valor de 200.000 millones de dólares. Promete abrir parcialmente sus mercados a compañías estadounidenses de servicios financieros y poner freno a la transferencia forzosa de tecnología de compañías estadounidenses que quieran entrar en el país. Además, se refuerzan con medidas no especificadas las protecciones a la propiedad intelectual estadounidense.

En contrapartida, Estados Unidos recorta a la mitad, del 15 al 7,5%, los aranceles que impuso en septiembre a importaciones del gigante asiático por valor de 120.000 millones, pero mantiene los gravámenes que impuso a productos chinos por valor de 360.000 millones de dólares y que afectan a casi dos tercios de las importaciones que llegan a EEUU.

Según Yao Fei, primero habrán de cumplir "cabalmente" todos los principios de este primer acuerdo para después "iniciar rápidamente" las negociaciones sobre la segunda fase que, anuncia, "tomarán tiempo y darán más trabajo". "Vamos a empujar, de forma responsable y con sentido constructivo, para buscar y encontrar la resolución definitiva a todos estos problemas", aseguró.

El pacto incluye un mecanismo bilateral de resolución de conflictos entre ambos países a pesa de que también hay un sistema de resolución de disputas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). "Somos un firme defensor del sistema multilateral de comercio, creo que ambos mecanismos en el futuro funcionarán al mismo tiempo", aseguró Yao Fei. En el caso "extremo" de que no se llegase a un acuerdo a través de ese nuevo mecanismo, ambas partes tendrían "el derecho y la libertad de retirarse".

El representante del gobierno chino aseguró que este paso coincide con el "compromiso" de su país por lograr una mayor apertura no solo al mercado estadounidense, sino a todo el mundo. "Esto le dará a la Unión Europea y a España más oportunidades de negocio", añadió Yao Fei que, sin embargo, advirtió "difícil de pronosticar" si este compromiso de compra de productos norteamericanos podría suponer una reducción del negocio que en la actualidad China tiene con otros países. No obstante, "China es un mercado de 1.400 millones de habitantes con un constante aumento de ingresos, por lo que este ofrece un gran potencial de consumo e importación en el futuro".