En el sector aéreo solo sobrevive el más fuerte y el año 2019 ha dado buena muestra: desde la quiebra de un gigante, Thomas Cook, a la unión de dos competidores, Iberia y Air Europa. Una tormenta perfecta azota al sector aéreo europeo, una industria en la que los costes crecen mientras las tarifas bajan, que está en plena vorágine de su consolidación, aunque todavía le queda una parte del camino. En la actualidad, los cinco primeros grupos aéreos --Lufthansa, AirFrance-KLM, Ryanair, EasyJet e IAG-aglutinan el 63% de la cuota del mercado europeo, mientras que en 2008 suponían el 43%. Sin embargo, en Estados Unidos los cinco primeros conglomerados de empresas aéreas suman el 86% del mercado. «Empresas del tamaño de Air Europa se están consolidando o desapareciendo», advertía hace unas semanas el presidente de Iberia, Luis Gallego.

consolidarse o desaparecer / Para el directivo de la primera aerolínea española, la aviación europea necesita «más consolidación para ser más competitiva». Entre los motivos de esta afirmación está que el sector aéreo «no es un sector en el que se gane mucho dinero», a su juicio, porque los márgenes de beneficio son muy bajos. Además, depende mucho de factores externos como el precio del petróleo o el reciente fenómeno de vergüenza de volar. Para hacerse una idea. El año 2015 fue el primero en el que el retorno del capital invertido (ROIC) de las aerolíneas superó el coste de capital (WACC). Ahora, aunque se mantiene por encima (7,4%), se avista un pequeño retroceso respecto al año pasado, cuando se situó en el 7,9%. El director general de EasyJet en España y presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, reconoce que el aéreo es un sector muy cíclico que va bien cuando las cosas van bien, pero que se derrumba cuando no. En el corto y medio radio, la demanda «se ha convertido en una competición en precio y con precios caros las aerolíneas se van del mercado», añade.

Las cinco grandes aerolíneas han ido recogiendo los pedazos que dejaban las pequeñas en forma de derechos de vuelo, los denominados slots. Una de las últimas en hacerlo ha sido Easyjet con la compra de todos los slots que dejó la quiebra de Thomas Cook en los aeropuertos de Gatwick y Bristol. De las 154 aerolíneas que se crearon entre los años 2000 y 2016, 107 han desaparecido, según datos de The Airline Analyst e IATA. Es el caso de la danesa Primera Air y la chipriota Cobalt Air que cerraron en 2018 con nueve y dos años de vida, respectivamente. O de Wow Air, creada en 2011, que dejó de volar este año tras entrar en bancarrota. Pero también otras con más solera, como la británica Monarch -que entonces era la quinta aerolínea del Reino Unido- que cerró en 2017 (se creó en 1976), la alemana Germania. En 2019, además de Thomas Cook, anunciaron su quiebra Adria Airways, Aigle Azur y XL Airways.

fusiones / «En la industria aérea la superviviencia es difícil porque es difícil ganar dinero y sobrevivir», insiste Gándara. Y de eso se aprovechan los grandes grupos, pero también de fusiones o adquisiciones entre empresas, como ocurrió con Air Berlín, que fue absorbida por Lufthansa e Easyjet. O la compra de Laudamotion por Ryanair. Aunque, a juicio de Gándara, la unión de empresas «no es tan sencilla» en este negocio. Un ejemplo es Alitalia, aerolínea quebrada hace tres años y rescatada de forma persistente por el gobierno italiano, por la que nadie se ha decidido a apostar, todavía. Para el director de marketing de Ryanair, Kenny Jacobs, «la consolidación es la tendencia lógica en el mercado europeo y no solo en el caso de las aerolíneas que muestran directas debilidades financieras, también paras las compañías fuertes». Además, en 2030 se prevé que haya una batalla importante con el tren. Pero donde mayor capacidad de expansión tiene la aviación será en los vuelos intercontinentales. Los expertos auguran un cambio radical en el modo de volar de Europa a América.