El decreto del Gobierno que considera el comercio electrónico como actividad esencial de la economía está dando alas al desarrollo de la venta on line en algunos ámbitos. El cierre comercial excepto para las tiendas de alimentación ha hecho que la venta en internet se convierta en una válvula de escape para el sector de la distribución, pero también de manera indirecta para cualquier actividad de producción. Pese a ello, la actividad postal es menor que en circunstancias normales.

A pesar de la opción de las compras por internet, en casi ningún caso se compensa el impacto económico del cierre de los canales de venta tradicionales, especialmente en el sector textil, en el que se constata el desinterés de los consumidores. El alza de la demanda on line sí se confirma en alimentación y en firmas en las que internet no tenía un peso muy elevado. La situación actual ha desbordado las capacidades logísticas de las empresas de distribución.

Los consumidores necesitan mucha suerte para conseguir tramitar los pedidos en los supermercados. El decreto de cierres del Gobierno deja al margen a las firmas «que trabajan en la distribución y entrega de productos adquiridos en el comercio por internet, telefónico o correspondencia». Esta salvedad permite que las empresas preparen los envíos, aunque los plazos de entrega son mucho más lentos, más del doble que lo habitual.

En el mismo Correos, la actividad se ha restringido según fuentes de la empresa a servicios esenciales, mientras los sindicatos reclaman incluso el cierre total. El paquete azul de hasta 20 kilos debería entregarse en un 80% de los casos hasta en un máximo de tres días. En la práctica es difícil ese objetivo. Solo el 25% de la plantilla trabaja actualmente por día y en jornadas alternas, unas 13.000 personas a diario, gestionando cada día unos 5,5 millones de envíos con unas 160.000 entregas por jornada, según Correos.

La rendija del comercio electrónico es una oportunidad de desarrollo pero en la práctica existen limitaciones. Seur explica que desde el decreto del estado de alarma «se ha registrado un descenso de volúmenes, principalmente por el B2B y en algunas categorías por un descenso generalizado del consumo». Reconocen que en la actual situación de restricciones «no es posible garantizar los plazos de entrega».

Existen comercios que han suspendido la venta on line tras el cierre de las tiendas físicas por falta de rentabilidad, mientras otros han reactivado el canal incluso reorganizando las empresas (como Ametller Origen). Amazon también trabaja a pleno rendimiento. Pese a ello, los plazos de entrega tienden a ser amplios. Incluso productos propios como los lectores de libros electrónicos se llegan a entregar con más una semana de plazo.