Bruselas calca sus previsiones económicas a las que maneja el Gobierno español, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Según la fotografía presentada ayer por la Comisión Europea, el Producto Interior Bruto crecerá un 1,6% en el 2020 y un 1,5% en el 2021, tras cerrar el año pasado con un crecimiento ligeramente mayor del pronosticado y alcanzar el 2%.

«Es un buen nivel de crecimiento, en la media de la zona euro», valoró ayer el comisario de asuntos económicos, Paolo Gentiloni, que eludió en cambio evaluar la nueva senda fiscal aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez el pasado martes en el consejo de gobiernos y que flexibiliza los objetivos de déficit. «Tenemos contactos continuos con las autoridades españolas en vista» de que tienen que presentar «un nuevo presupuesto», se limitó a señalar. Además del nuevo borrador presupuestario, en cuanto lo remitan al Congreso, el Ejecutivo español también tendrá que enviar a Bruselas en el mes de abril un nuevo programa de estabilidad y el plan nacional de reformas.

Según el diagnóstico realizado por los técnicos comunitarios en sus previsiones interinas de invierno -solo incluyen datos de crecimiento e inflación-, la desaceleración de la economía española durante la segunda mitad del 2019 «fue más leve de lo previsto» gracias a la pequeña recuperación que registró el consumo privado, que permitió impulsar el crecimiento del PIB un 0,4% durante el tercer trimestre y un 0,5% durante el cuarto, una y dos décimas por encima de lo proyectado en las previsiones económicas de otoño.

Como consecuencia de esta evolución, Bruselas ha decidido revisar al alza el crecimiento del año pasado en una décima hasta el 2%. El Ejecutivo comunitario apunta a que la composición del crecimiento fue muy volátil y que la demanda interna se debilitó en comparación al año anterior, pero la contribución de las exportaciones netas al crecimiento fue positiva y de cara al futuro augura una demanda interna más resistente y, por tanto, «una perspectiva ligeramente más positiva de los previsto».

De ahí que Bruselas augure ahora una estabilización del crecimiento con una tasa trimestral aproximada del 0,4%. «Como consecuencia, la previsión de crecimiento anual del PIB para el 2020 y el 2021 también se revisa en comparación con el otoño en una décima, hasta el 1,6% y 1,5%», explica la Comisión Europea en su análisis, que apunta a que el consumo privado se verá sostenido por el aumento en los ingresos disponibles y un aumento más moderado en la tasa de ahorro de los hogares.

El nuevo análisis comunitario también señala una recuperación de la inversión, en línea con la demanda final. Además, la contribución de las exportaciones netas al crecimiento debería disminuir en el 2020 y volverse ampliamente neutral en el 2021 porque el crecimiento de las exportaciones seguirá siendo moderado pero las importaciones se acelerarán. En cuanto a la evolución de la inflación, España cerró el 2019 con un índice del 0,8%, una décima menos de lo proyectado en noviembre pasado, aunque se espera un repunte este año, hasta el 1,2%, y mucho más marginal en el 2021, al 1,3%, ya que «el impacto de la evolución del precio del petróleo se compensa con un aumento de la inflación».