La reforma exprés de las pensiones impulsada por el Pacto de Toledo abre de nuevo el melón de la Seguridad Social. Será la tercera reforma de calado que se acomete desde el 2011, aunque esta vez hay consenso entre los grupos políticos en que estará centrada en mejorar los ingresos del sistema público de pensiones y no tanto en recortar o endurecer prestaciones sociales como sucedió en las anteriores reformas. ¿Que medidas tendrá sobre la mesa el grupo de expertos designados para proponer una reforma al final del primer trimestre?

Las principales propuestas que hay sobre la mesa, planteadas por partidos y sindicatos, inciden en acotar más el gasto que tienen que financiar los ingresos por las cotizaciones a la Seguridad Social de las empresas y los trabajadores en activo y en buscar una nueva inyección económica para acabar con el déficit del sistema de pensiones. Como telón de fondo que explica la urgencia sobrevenida al Gobierno en funciones y a los partidos está el inminente agotamiento de la hucha de las pensiones, que se encuentra ahora en 24.207 millones y que, al ritmo actual de gasto, quedará casi a cero a final del 2017.

LAS PENSIONES DE VIUDEDAD, UNA ASIGNATURA PENDIENTE

Desde hace años, en todas las reformas de la Seguridad Social se ha hablado de la necesidad de modificar las pensiones de viudedad y de orfandad. Después de introducir varios retoques en las condiciones del cobro de la prestación, los sindicatos y algunos partidos proponen ahora que los 22.000 millones anuales que cuestan estas pensiones vayan a cargo de los Presupuestos Generales del Estado y no de las cotizaciones sociales. Esa medida supondría una reducción de un 14% del gasto anual de la Seguridad Social, que es de unos 140.000 millones, a costa de traspasar esa patata caliente a las cuentas generales del Estado.

UN NUEVO IMPUESTO A LA FRANCESA

Otra de las propuestas que se ha abierto paso en los últimos meses y que defienden algunos expertos consiste en la creación de un impuesto como el que aplica Francia como una contribución social generalizada para apoyar el Estado del bienestar. "Para mejorar la situación, habría que aportar recursos adicionales al sistema o desviar gastos contributivos (pensiones de viudedad y orfandad, por ejemplo) a la parte no contributiva, lo que exigiría mayor presión fiscal (cotizaciones o impuestos)", asegura el Grupo de investigación en Pensiones de la Universidad de Valencia que encabeza el profesor Enrique Devesa, que fue uno de los asesores de la última reforma del sistema.

MÁS COTIZACIONES

Para mejorar los ingresos de la Seguridad Social, también están sobre la mesa propuestas encaminadas a aumentar las cotizaciones sociales, una medida que tiene la oposición de las patronales. Los sindicatos plantean elevar las bases máximas de cotización, es decir, que los que más cobran aporten algo más al sistema. Además, proponen la supresión de las bonificaciones de las cuotas de las empresas existentes en la actualidad, aunque en vía de extinción lenta, a través de medidas como la cuota plana que puso en marcha la ministra Fátima Báñez para incentivar la creación de empleo.

LA PRECARIEDAD FRENA LA MEJORA

Tanto Fátima Báñez como el secretario de Estado de Seguridad Social, Tomás Burgos, confían en los efectos positivos de la creación de empleo en las cuentas de la Seguridad Social. Sin embargo, hasta hace pocos meses los ingresos medios por afiliado estaban bajando como consecuencia de los sueldos bajos y el auge de los contratos precarios y a tiempo parcial. Esa tendencia ha cambiado aunque el aumento de los ingresos por nuevas afiliaciones no es proporcional al incremento de empleados en activo. Por ello, los sindicatos reclaman la subida de los sueldos y del salario mínimo interprofesionalpara contribuir a la mejora de las cotizaciones.