Viajar en avión ya no es un lujo. La aparición y expansión de las aerolíneas de bajo coste ha democratizado los viajes y escapadas a Europa (y a todos los destinos a unas cuatro horas de distancia), permitiendo que incluso por menos de 20 euros cualquier ciudadano pueda ir a Milán por la mañana, comer, ir de compras y volver por la noche a dormir a su hogar. Las aerolíneas low cost son las que pilotan el crecimiento del sector y han obligado a las compañías tradicionales a copiar su modelo de negocio, difuminando cada vez más la delgada línea que separa el viajar en una aerolínea de bandera de una de bajo coste.

En los últimos 15 años, nombres como Ryanair, Easyjet, Vueling o Norwegian han pasado a ocupar parte del imaginario de los ciudadanos en el momento de elegir compañías para volar (hace 30 años, las respuestas habrían sido otras: aerolíneas de bandera). Según la compañía de servicios para aeropuertos RDC, son las low cost las que han empujado el crecimiento del sector en la última década: estas han acumulado un crecimiento anual del 7,1% (cifras del 2007 al 2016), más del doble que el 3,5% que ha crecido la aviación en general. Según la misma fuente, el crecimiento de las aerolíneas de bajo coste aumentó más que la media del sector en todas las regiones.

En plena crisis se decía que era una cuestión de precio. Pero la vuelta al crecimiento ha demostrado que las low cost no son un fenómeno pasajero. «El número total de asientos ofrecidos por las principales aerolíneas de bajo coste europeas llegó a casi 400 millones en el 2017, lo que representa un crecimiento del 11% respecto del 2016, y que en términos absolutos representan alrededor de 38 millones de asientos añadidos», destacó RDC en otro informe. «Las 13 grandes compañías tradicionales combinadas (desde Lufthansa hasta TAP, incluyendo Turkish Airlines) gestionaron 395 millones de asientos intraeuropeos en el 2017, con una subida de menos del 3% respecto del 2016», agregó.

El panorama aéreo de las 20 mayores aerolíneas en Europa presenta ya ocho firmas low cost. Ryanair es, además, la compañía (marca) que más pasajeros transportó el año pasado, con 129 millones de viajeros en Europa en el 2017 (10% más que en el 2016). Tras ella se situó otra firma de bajo coste pura, EasyJet (81,6 millones, el 9,6% más), y en tercera posición ya apareció la primera firma tradicional, Turkish Airlines (68,6 millones, el 9,3% más). En la cuarta posición se situó Lufthansa y, después, Air France. Pero en el último lustro, la estrategia de las aerolíneas tradicionales ha cambiado radicalmente: de tratar de competir en Europa con sus marcas directamente con las firmas de bajo coste a luchar con sus mismas armas.

El camino ha sido diferente dependiendo del grupo. Uno de ellos ha sido crear aerolíneas de bajo coste prácticamente de cero: es el caso de Iberia con Iberia Express, de Air France con Joon o del hólding IAG con Level, por ejemplo. Otra estrategia diferente ha sido la de las compras: IAG adquirió Vueling en el 2012, Lufthansa tomó el control de Eurowings en el 2005 y KLM, que había comprado Transavia en 1991, decidió impulsar esta firma hace ahora poco más de una década. Según un estudio de Airbus, 10 de las 30 mayores aerolíneas ya cuentan con una firma de bajo coste en su grupo. De hecho, el grupo Lufthansa, con sus low costs, supera a Ryanair en viajeros (130 millones en el 2017).

Si las aerolíneas tradicionales decidieron competir con las low cost con su misma moneda, las de bajo coste decidieron luchar por parte del pastel de las aerolíneas de bandera. De ser firmas cuya prácticamente única ventaja era el precio (había que pagar por todos los servicios, acudir a aeropuertos lejanos, utilizar asientos poco cómodos), han pasado a ofrecer servicios como wifi gratuito, mayor espacio entre asientos, aviones nuevos, aeropuertos principales... Según Airbus, nueve de las 10 mayores low cost se enfocan ya al viajero de negocios. Y si la lucha por el medio y corto radio entre firmas tradicionales y low cost era dura, en el último lustro un nuevo campo de batalla se ha sumado a la contienda: el bajo coste de largo radio.

En número de viajeros, la cuota de las aerolíneas de bajo coste de largo radio (larga distancia) todavía es pequeña. Pero que preocupa a las aerolíneas tradicionales lo demuestra que IAG creó en apenas unos meses Level para luchar con Norwegian en sus rutas de largo radio. Norwegian, además de Barcelona, opera rutas de largo radio desde Londres, Oslo, París y Roma. El año pasado movió a 2,6 millones de pasajeros en el largo radio (el 7,9% de sus viajeros totales). De hecho, se han creado 15 aerolíneas de largo recorrido low cost desde el 2012.