El acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá (CETA) ha superado el principal escollo que podía evitar su aprobación. Esta mañana el Tribunal Constitucional de Alemania ha desestimado el recurso de urgencia ciudadano que pedía evitar su puesta en marcha antes de que hubiera una ratificación de los parlamentos nacionales. Así, este controvertido tratado tiene ahora la puerta abierta para entrar en vigor de forma provisional.

Con su decisión, las cortes de Karlsruhe han decidido no escuchar las peticiones de los sectores de izquierda y del movimiento social que había conseguido impulsar la mayor demanda ciudadana de la historia de Alemania con 125.000 denuncias. A pesar de este revés judicial, el TC ha remarcado que su decisión sólo se limita a permitir que el CETA siga adelante temporalmente antes de la aprobación parlamentaria de cada país. De esa manera los jueces seguirán investigando si hay cláusulas del tratado que vulneran la legalidad establecida en la constitución alemana, lo que aún deja la puerta abierta a un posible rechazo del CETA. Las autoridades judiciales han estimado que el daño económico y político de paralizar el polémico acuerdo sería mayor que el daño causado por su aprobación parcial.

Según apuntó ayer en un artículo el diario bávaro Süddeutsche Zeitung, los observadores del proceso judicial han interpretado los hechos y la actuación judicial como un indicio de que los jueces han descubierto cláusulas del CETA con problemas constitucionales. Los detractores del CETA querían evitar esa puesta en marcha provisional alegando que después será imposible desprenderse de las medidas de desregulación que comporta.

La sentencia del TC alemán da así luz verde al gobierno encabezado por la cancillera Angela Merkel para que pueda ratificarlo y votar a favor. El próximo martes 18 de octubre los ministros de comercio de los Estados miembros de la UE firmarán su implementación y el 27 se sellará la ratificación final entre los representantes comunitarios y del Canadá. El ministro de Economía y vicecanciller Sigmar Gabrielse ha mostrado satisfecho por esa decisión. Ayer alertó que un fracaso en el acuerdo de CETA dañaría la confianza en la UE e insistió en que "el comercio mundial tendrá reglas, la pregunta es cuáles serán”, en un mensaje para intentar calmar a unas bases socialdemócratas que desconfían del polémico tratado.

FUERTE OPOSICIÓN EN ALEMANIA

La decisión judicial del TC supone un duro revés para el fuerte movimiento ciudadano que se ha opuesto a tratados de libre comercio con grandes potencias como el CETA o el TTIP. La animadversión social a estos controvertidos acuerdos económicos ha sido una constante en todo el continente pero Alemania ha sido uno de los países en los que esa oposición ha sido más vivida. Según una encuesta realizada por la rádio pública el pasado mes de mayo, hasta un 70% de los alemanes se oponen a la aprobación de unos tratados que ven como una amenaza a la soberanía nacional y al sistema democrático alemán.

El movimiento ciudadano formado por sectores sindicales, de izquierda y asociaciones de protección al consumidor han denunciado reiteradamente que el CETA es un caballo de Troya que puede abrir la puerta y normalizar la puesta en marcha a un sistema en el que los países pierden capacidad de decisión ante las grandes corporaciones empresariales. El pasado 17 de setiembre hasta 350.000 personas salieron a las calles de grandes ciudades alemanas como Berlín, Fráncfort, Múnich o Hamburgo para mostrar su oposición a este gigantesco pacto comercial.