Uno de los fenómenos que ha marcado y marca el mercado laboral en España es el conocido como dualidad. Es decir, históricamente el mercado se ha dividido entre aquellos que concentran contratos indefinidos y mejores sueldos y otros más expuestos a los vaivenes de la economía. Los que tienen contratos temporales, a tiempo parcial y salarios más bajos. Y las mujeres han frecuentado históricamente el segundo grupo. El desempleo es una lacra que afecta con mayor intensidad a las mujeres; representando estas a seis de cada diez parados. La parcialidad y los contratos temporales abundaban entre las mujeres: dos de cada tres horas de jornadas a tiempo parcial, y mientras el que 25,5% de hombres asalariados tienen un contrato temporal, dicho porcentaje se eleva hasta el 27,3% en el caso de las mujeres.

La brecha salarial entre hombres y mujeres no para de ascender: en el 2017 fue del 22% de diferencia, en detrimento de las mujeres, quienes no solo cobran menos de media que los hombres, sino que también copan los puestos con peores salarios. Según esos mismos datos, el 64% de los asalariados con ganancia baja fueron mujeres.

El techo de cristal sigue oprimiendo a las mujeres: entre el 2018 y el 2017 el número de directivas que perciben barreras de género aumentó, sobre todo, en lo relativo a la conciliación (del 27% al 46%), desigualdad salarial (del 33% al 40%) y reconocimiento (del 26% al 34%).